Der Spiegel
Disfraces
30 de Marzo, 2009
El prometedor debut de un cuarteto con inquietudes.
Der Spiegel pudo haber sido Espejos. Este era el nombre que sus integrantes habían pensado en los albores de su formación hacia finales de 2005. A la hora de rebautizarse, surgió Der Spiegel, que se traduce como “El espejo” en idioma alemán. Y después de un demo homónimo editado en 2007, llegó el año pasado Disfraces, un impecable debut que incluye las seis canciones de aquel EP y le agrega otras ocho.
La banda está formada por Camilo Arbuco en batería y percusión, Nahuel Briones e Iván Solomonoff en guitarras, voces y mayoría de composiciones, y Federico Urteaga en bajo y coros. Claro que esta categorización se queda corta, ya que los músicos cambian permanentemente y agregan instrumentos y, si bien la voz principal suele recaer en Nahuel, el resto de los chicos aporta permanentemente para que la canción adquiera la forma definitiva.
Desde una óptica, el álbum puede verse como una obra conceptual, con su respectiva introducción y cierre (en este caso los instrumentales “Obertura” y “Unde” respectivamente). Pero el viaje que propone la banda ofrece unos cuantos matices. Siempre cuidando las letras, y fundamentalmente los arreglos de voces, Der Spiegel clava el ancla en los ’70 y nos pasea por el rock progresivo, el folk y algunas cositas reggae; además de ritmos del Río de la Plata como el tango y el candombe.
Por estas características, el primer grupo que surge como referencia es La Máquina de Hacer Pájaros, la superbanda que lideró Charly García entre Sui Generis y Serú Girán y que muchas veces se pierde por la masividad de éstas dos. Como muestras aparecen el rock progresivo de “Espejos” (con un arreglo de voces notable que se repetirá en todo el disco), “Señales” con su impronta tanguera y “Caras y Caretas”, que cuenta la historia de (des)gobiernos en Argentina en clave candombera.
Otro ingrediente fundamental en la música de Der Spiegel es el folk rock. Acá se destaca “No da lo mismo”, una hermosa melodía de guitarras criollas, con el dibujo complementario de la acústica y la armónica hacia el final reforzando la tendencia. “Hoy vas a ver un mundo de pesadillas” es todo piano de Nahuel y un genial juego de voces, en un estilo que rescataron grupos como Los Tipitos entre las bandas más nuevas. Y estos elementos confluyen en “Un nuevo abril”, que viaja de la quietud folkie a un instrumental más power, con el agregado permanente de la clave candombera.
En algunos momentos la banda despliega su costado más rockero y progresivo, como en “Y podías ser” o “Interior”, con los riffs de guitarra comandando la canción. En otros, se acerca al pulso reggae, a veces más funky, como en “Falsa conciencia”; o como en “Quiero ver”, con el bajo al frente y algunos guiños al pop que recuerdan a los Abuelos de los ’80.
El arte de tapa transmite una melancolía otoñal que por momentos se traduce en las canciones. Pero la ausencia de las letras y créditos (como sí figuran en la página) no deja de ser una picardía, ya que los textos son interesantes y, por la versatilidad de los músicos, estaría bueno saber quién toca qué cosa en qué tema.
Der Spiegel impregna con espíritu setentista un material que no por eso carece de actualidad. Y si bien 14 canciones puedan parecer demasiadas, el respeto por la melodía y el talento de los músicos redondean un trabajo de calidad y llevadero, dos características muchas veces contradictorias.
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