Vudu - Sueños Electricos

Entre tantos grupos donde la premisa es vender a cualquier precio, estos rosarinos se esfuerzan en dibujar rostros distintos dentro de caras ajenas, sin la necesidad de que la influencia sea una replica, sino una enseñanza.

Frases como “la canción sigue siendo la misma”, “este show debe continuar” y “como Lucy vas y por el cielo andás” . Como diamantes en alcohol nos quemás” dejan en claro que Led Zeppelín, Queen y los Beatles, entre otras bandas, no pasaron desapercibidos en los caminos desandados por estos amantes de los 60s y 70s.

Formados a finales del siglo pasado, y con un primer disco homónimo editado en 2003, Willy Echarte (guitarra), Ike Parodi ( voz), Mario Laurino ( batería) y Nahuel Antuña ( bajo) le encuentran un nuevo perfil al rock con su segunda placa “Sueños Eléctricos” .

En una realidad no muy distante de sus años preciados, Vudú, se sostiene en una fuerza impetuosa, que en la poderosa y por momentos chillona voz de su cantante( link directo a Robert Plant, Shannon Hoon y a las mejores épocas de Jaf) invita a cerrar los ojos y revivir lo mas crudo del rock pasado, sin alejarse de una clara armonía, logrando algo más que un avistamiento sideral.

Grabado en Palmo Records en 2004 Sueños Eléctricos seduce desde el inicio. Con catorce canciones, más un agregado con partes de la grabación, Kiosco y porrón se destaca con la increíble Claudia Puyo al mando, que acompañada por la potente voz de Ike Parodi incita a cantar por la música que suena en sus corazones: “los temas del Flaco y de los Rolling Stones” .

Cósmica amiga nos introduce en uno de esos viajes que tantas veces te obligan a salir sin la necesidad de una protección, marcando un claro camino hacia el D’yer mak’er zeppeliano.

Un homenaje al gran Manosanta no podía faltar en un disco de rosarinos: Negasenegro, es el titulo para una“mitología de barrio en blanco y negro” como ellos bien lo definen .Tampoco la critica podía quedar de lado, en Puente Pueyrredón le cantan a los muertos del puente de Avellaneda dejando para el final a Canción de fuego, tema en el que el relajo de la melodía y la dulzura de las palabras no restan al rechazo a la guerra por las Malvinas Argentinas, construyendo un arco iris lleno de imágenes.

Con un packaging muy trabajado, ideal para que las copias no seduzcan, Vudú presenta un estilo que desencadenará rituales y procesiones en un futuro no muy lejano, que sumado a la idea de exprimirse y prenderse fuego en el escenario, los despertará rápido en una ruta en la que no se pueden cansar, un camino en el que las agujas del reloj solo se detendrán en sus cuerpos si ellos lo requieren.