Miguel Botafogo
Adiós Botafogo, bienvenido Don Vilanova
09 de Febrero, 2009
Hambre de blues.
Se solicita realizar el siguiente ejercicio, una regla de tres simple. Si Botafogo ahora se llama Don Vilanova y Botafogo es sinónimo de blues. ¿Don Vilanova es también sinónimo de blues? La respuesta expuesta en este nuevo disco parece ser que no. Porque si bien la palabra blues se repite lo suficiente en el diseño gráfico del álbum, cuando el disco empieza a rodar los sonidos van hacia otra parte.
De ese género, lo poco que se escucha está en “Poco a poco”, un rock con raíz blusera en el que Don Vilanova comienza a calentar los dedos y la guitarra. Se destaca la armónica de Franco Capriati acompañando el ritmo, en un tema que en un futuro homenaje (en vida, por favor) deberá corresponderle a Los Piojos. “Si me preguntas quien soy” es un mid tempo existencialista en la que se escucha “sos como Dios, somos comos Dios, todos somos como Dios”. Una preciosura de canción, simple corta y directa. “Vaivén” también trae algún concepto de catolicismo, cuando habla de camino, huellas y peregrino, pero además suma al Quijote y una sección de vientos que le da variedad y alegría a un Vilanova nuevo y popular.
“Radiador” es una guerra de guitarras entre el protagonista de todo y Federico Pernigotti, la otra viola que lo acompaña en este proyecto. Sigue “Imagine”, la cara blusera y argenta del clásico de John Lennon, en la que Vilanova toma la letra del Beatle, la traduce al castellano y hace un tema nuevo, absolutamente diferente. Sigue “En las sombras del mundo interior” con su tono funk y un trabajo genial del bajista Rafael Pravettoni. Otra vez los vientos son la vedette, junto a “la” guitarra. “Dejá de ir a la sinagoga, nena”, lanza Miguel en “Podés encontrar a Dios”, otro de los tracks en donde el Supremo es el leiv motiv.
“Todos tenemos nada” tiene un poco de todo, un poco de rap, mucho de violas aceleradas, un poco de funk y mucho de humor ácido. De eso se trata. “No vas a escuchar esta canción nunca por la radio”, es pura paradoja intencional, ya que en ella se esconde uno de los potenciales hits del disco. La voz de Vilanova suena clara y dulce y los aires melódicos le dan una redondez inusitada. “Si querés ver algunos cambios empezá primero por vos”, es un rockito cuadrado que tiene la participación del genial y (cada vez más) recordado Pappo, sobre el final, en una grabación acústica y casera que fue incluida en ésta canción y en “Malas Nuevas”. “Soy producto del amor” es un nuevo encuentro con Dios, pero con el de arriba de todo.
“Un mundo mejor es posible” es crítica y aunque un tanto desfasada en el tiempo (recuerda al estallido de diciembre de 2001) tiene como perla a Fidel Castro gritando la frase del título de la canción, como cierre del discurso que dio en noviembre del 2003, durante su última visita a la Argentina. “Astronómo” es un jazz en el que el baterista Luciano Scalera muestra su versatilidad. El álbum termina con “Frutas, verduras y semillas crudas” una deliciosa combinación de foxtrot con aire de jingle publicitario y los dedos del tecladista Hernán Zamora acompañando a los del genial guitarrista argentino.
Muchos y diferentes ritmos se cruzan en este nuevo comienzo para Don Miguel “ex Botafogo” Vilanova.
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