Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Los Pericos

Pura vida

Cronista: Pablo Andisco

27 de Enero, 2009

Pura vida

En su segundo trabajo en la etapa post Bahiano, la banda recupera alegría y frescura en un disco ideal para disfrutar en verano.

Unos cuantos elementos coinciden para interpretar “Pura vida” como una vuelta de Los Pericos a sus fuentes, luego de estos años con muchas emociones. Por empezar, recuperaron el “Los” que habían dejado desde Big Yuyo, el disco con el que resurgieron en 1992 para hacerse fuertes en todo el continente. Y a partir del título, de una artística de atardecer playero y surfista y de los colores llamativos, el álbum da una sensación de relax y disfrute que no aparecía en “7”, el primer trabajo de esta nueva etapa, mucho más introspectivo y experimental.

Una buena decisión a la hora de planificar “Pura vida” fue la de pluralizar la producción. Para eso, la banda eligió al multipremiado ex abuelo Cachorro López (Andrés Calamaro, Julieta Venegas, Diego Torres) y a Pablo Romero, de Árbol, y uno de los más reconocidos de la nueva generación (Miranda! y bandas en ascenso como Ojas y Guillermina). De esta manera, dos diferentes estilos de ver y hacer la música (Cachorro más tranquilo y pop, Pablo más inquieto y rockero) se combinan con la trayectoria de la banda y otorgan unos cuantos matices para que las quince canciones no saturen.

A la hora de poner play, todas esas sensaciones se materializan en “Pianito”, naturalmente con Diego Blanco manejando la melodía desde las teclas y “Quiero imaginar algo simple” como primer verso, y a partir de esa frase se puede tener una idea general del disco. La voz de Juanchi Baleirón se oye cada vez más natural, trasladando al estudio esa soltura que viene experimentando en vivo. Poco más se puede agregar sobre “Lindo día”, el corte de difusión que integra la banda de sonido de este verano, sólo que fue compuesto junto a Pablo Romero, además de “Limpia el amor”, otro con destino de hit: sirenas bolicheras, un ritmo entre reggaeton y rap y mucho espíritu centroamericano.

“El gran desfile” es otra muestra del cariño perico por la música brasilera y del buen gusto a la hora de adaptar los temas, ya que es una versión en castellano de la bellísima “Fico assim sem vocé”, la canción que popularizó Adriana Calcanhotto en su álbum para niños. El inglés Pato Banton pone su voz en “Groovy vampire”, que mezcla algunas cosas de raggamuffin con la mano pop de Cachorro. “Los celos” también juega con una estructura bilingüe y tiene la marca registrada de la banda. “El hombre” es de los mejores del disco: un reggae con guitarras acústicas y aires de folklore andino.

El reggae pop “La vieja llama” también encierra la filosofía con la que fue encarado el álbum: “Vuelvo a empezar, vuelvo a cantar, vuelvo a avivar la vieja llama”, canta Juanchi, por si hiciera falta. “Despertar” con el bajo de Gastón Gonçalves sobresaliendo desde el inicio, “Tatuado en mi” y “Miramar” muestran a la banda relajada, fluyendo en un espíritu reggae bien tranquilo que sale de taquito y lleva el sello perico.

La playa vuelve a aparecer en la tranquilidad de “Soy el mar”, una letra de espíritus solitarios. “Everybody be cool” recuerda a los Ramones cuando desnudan sus influencias de los Beach Boys: guitarras podridas y la única letra que destila bronca, por el mundo en que nos toca vivir. Hacia el final del disco, “Amores ciegos” trae un reggae bien cargado con vientos y teclados y “Santos” es un cierre que cambia el rumbo de lo que se venía escuchando para terminar bien arriba en un ska festivo, en el que los que quieran encontrar referencias a la partida del Bahiano tienen unas cuantas frases para entretenerse.

Con “Pura vida”, Los Pericos recuperan mucho más que el artículo que habían abandonado hace tiempo. A su reconocida capacidad para las melodías le agregan una producción impecable y un espíritu de paz y tranquilidad, como si la tormenta se hubiera corrido para dar paso a un lindo día de sol.

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