Kyosco
Universo cuatro
03 de Abril, 2008
Una propuesta que trasciende y se proyecta.
“Universo cuatro” es el quinto disco de Kyosko, un grupo rock pop de San Martín (GBA). En este trabajo cuentan con Oscar “Chino” Asencio en producción artística, guitarras y efectos y arreglos (compartidos con el quinteto). El álbum tiene además como invitados al cantante Andrés Giménez (ex ANIMAL, ahora en D-Mente) en el tema “Asilo de la noche”, un rock furioso con toques punk y ñu-metal; al tecladista Diego Paparoni participando en siete temas e ingeniería de grabación y al cantante Claudio Ledda, de La Puro Nervio y La Groovísima, en coros.
Pero las protagonistas estelares de “Universo cuatro” son las canciones. Sin adentrarnos en el terreno de los lentos, que la banda tan bien maneja, uno de los temas más fuertes del disco es “Inmortalidad”. Posee cuatro climas sonoros muy marcados: el primero, con riff de guitarra y base pesados da lugar a la parte cantada, conducida por un rápido rasguido de guitarras rock pop de los 80’s. Llega el corto estribillo, que es una combinación de las dos primeras secciones y más adelante llega un pasaje calmo con arpegio cristalino de viola y efectos de teclado. Esta canción fuertemente emotiva tiene una variable que se repite en más de la mitad de los temas: estribillos cortos y contundentes que no se hacen esperar.
Otra constante son las frases certeras que el cantante, Fabián Liendo, desgrana cual minucioso arquitecto de la palabra en letras que se nutren de vivencias personales y de terceros y de lecturas de ciertos clásicos, para lograr un mensaje trascendente. Con su clara y convincente voz -siempre al frente en la mezcla- dispara en “Viaje sin edad”: «En tanto ruido la encontré, pequeña inmensidad. Lo verdadero estaba ahí, justo en su lugar. El riesgo habla de saltar».
Podemos mencionar también “Señales” y su «No es un día más, hoy sé que nunca supe tanto de mí» o «la muerte no es por la vejez, te aprieta cuando olvidás», del nirvanesco “Cómo estás”.
«Cóctel de soledad» llama la atención entre las estrofas de “Letras de una traición” -de lo mejor del disco-. Es una canción marchante comandada por la base rítmica y el piano, donde guitarras amigables y colchones de teclados cobijan una interpretación de voz sentida. La estructura es expeditiva: tiene una primer estrofa corta, un puente y en seguida el breve estribillo que reza: «Un camino a la cima. Elevarse sobre el mar, elevarse de este mal», y genera una vibrante emoción.
Las muy marcadas influencias musicales de U2, Coldplay y The Beatles, y de ese pop rock argentino con armonías y melodías de calidad, podrían jugar en contra de Kyosko. Pero la sólida interpretación y la buena voz de su cantante y los aportes del guitarrista Diego Bisio inclinan la balanza a su favor.
De esta manera, el grupo que también integran Ezequiel Bisio (teclados y coros), Lucas Leyes (bajo y coros) y Esteban Kubista (batería y percusión), puede permitirse aspirar a las primeras ligas de la escena rockera local a fuerza de canciones y calidad sonora.
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