Boludo
Boludo
08 de Noviembre, 2007
Con un nombre difícil de olvidar, el disco debut de los Boludo juega con los parámetros de la canción a través de diferentes estilos y estéticas. El resultado es, cuanto menos, simpático.
Al parecer, esa muletilla favorita de las maestras de primario y secundario (la de “¿no tienen nombre ustedes que se llaman todos boludo?”), fue lo que llevó a este trío a adoptar como nombre el insulto más usado por esta generación. La historia de Boludo propiamente dicha deriva de la separación de Sueños Innatos, de la que incluyen “Mrs. Tetas”. Allí eran compañeros Luis Martinese y Diego Spector, a quienes acompaña Andrés Soria en este autotitulado debut.
Es evidente que el primer objetivo del trío es no pasar desapercibido. Y no hablamos sólo del nombre. El packaging del disco es una suerte de anotador (con espiral y todo), adentro del cual se pueden leer las letras “a mano” sobre una símil-hoja de carpeta número tres que, con la misma tipografía, dice “Boludo” en vez de Rivadavia. Es más, en la tapa sólo se lee la inscripción “boludo” bajo una suerte de mini-espejo de plástico. Si de algo no se los puede acusar, es de ser poco originales.
Y esta búsqueda por sorprender, por llamar la atención, se traduce también en el sonido del trío. Como bien dijimos, Boludo se trata de canciones, pero no de canciones fogoneras para tocar en la playa. En su gran mayoría, se trata de composiciones que (dentro de ese formato establecido de estrofa/estrofa/estribillo) experimentan estilos y estados de ánimo que van desde lo ameno a lo estridente, correspondiéndose al mismo tiempo con el sentido de las letras.
El disco abre con “Gritos”, una suerte de grunge potente y distorsionado con algún aire indie. Sin embargo, como sucede a lo largo de toda la placa, rara vez un tema se corresponde con la onda del que le sigue. Sin ir más lejos, “Hitazo” es una sátira a esas canciones que suenan una y mil veces en todas las radios (“una pegajosa rima/para que nunca te deprima/una simple canción para llegar fácil a tu corazón”) que va alternando un irónico sentido del humor con algún que otro palito: “ser miembro del club/de las putas musicales/aferrarme a la clave del éxito”.
Justamente, ese constante ir y venir entre estilos de manera tan natural y desacartonada hace que el disco prácticamente no decaiga durante los cuarenta y cinco minutos de duración. Manu de La Renga y Gabriel de Guillermina aportan armónicas y guitarras respectivamente al disordante “Rockmachine”, entre una lista un tanto más amplia de invitados.
El fuerte de Boludo está no solo en su capacidad para moverse a gusto y piacere dentro del formato de canción, sino en saber acoplar ese juego con el mensaje y las letras. Desde la emoción de traer un hijo al mundo en “Te Miro”, a los palos para Jorge W. ya sea con instrumentos autóctonos como en “2 AM”, o saturados de distorsión como en “172.Freedom Man”. Sin dudas, el debut de Boludo consigue lo que busca: no ser simplemente un disco más, de los que pueden pasarse por alto.
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