Levas
Vivir para Exigir
19 de Junio, 2007
Levas acelera a fondo y se pierde en una carretera sin curvas.
Para aquellos que no están familiarizados con las costumbres fierreras, los árboles de levas tienen la función de abrir y cerrar las válvulas para que el motor del auto pueda respirar. Se trata de un eje fundamental para que todo rodado funcione. Una bocanada de aire fresco que los pisteros comercializan dentro de su mundo de velocidad extrema.
No hay sensaciones encontradas dentro de la esfera banal. Y por eso mismo es que una banda de rock que se nutre de la frivolidad on the roads carece naturalmente de importancia. Levas, un conjunto más cercano a las costumbres fierreras que al rock en persona, intenta llevar a la música, en Vivir para existir (su primer disco en 10 años de existencia), todas sus historias de autos sin que esto pueda llamar la atención del rock ordinario.
Se trata de una banda carente de fórmula. Un espejismo del metal más sencillo que no se puede sostener ni siquiera en los malogrados intentos de una cantante que prefiere lastimar su registro con punteos deslizantes que sirven para sostener sus agudos.
Levas es rock por actitud y entrega. Pero a juzgar por su poca originalidad lírica y musical cae en el derroche de energía. Levas es al rock lo que la falta de GNC es a un taxista. Hablamos de la pieza necesaria para que un fanático del género automotor se sienta identificado en su historia de parecer.
Ni siquiera la inclusión de Claudio Marciello en “Por un parpadear” despierta el aletargamiento de su melodía. “Descapotado por delante y por detrás”, “Enfierrado hasta los dientes” y “Motor rabioso” (títulos que hablan por sí solos) forman una trilogía repetitiva que no hacen más que confirmar su único concepto de canción. Ni siquiera la protestonta “Campaña electoral” logrará despertar a los ya aburridos escuchas.
En el rock hay excusas que no tienen sentido y Levas es la vedette de turno a estrenar.
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