Nagual
Guerrero
26 de Marzo, 2007
En su segundo material, la banda de Mataderos da claras muestras de por qué pude llegar a convertirse en la banda under del momento.
Ya separados en tiempo y forma de su primera placa homónima, Nagual vuelve al ruedo con un trabajo de gran calidad. “Guerrero” tiene fuerza, arrastre y un clima que caracteriza a la banda: la oscuridad. Pese a que por momentos destella más luz que su anterior material, “Guerrero” sigue una misma línea sin pisar idénticas baldosas. El compromiso que la banda demostró en “Nagual” está intacto. Pero ahora se agrega un poco de color que no hace más que ubicarlos un escalafón más arriba en el camino hacia la cima.
Las reminiscencias a Héroes del Silencio siguen presente, pero como un punto más dentro de sus influencias. La voz de Ciriaco Viera parece haber logrado con éxito la desintoxicación bunburiana. Sube y llega lejos, pero sabe poner el freno y cantar. Esto sumado al gran aporte del guitarrista Facundo Terry (pieza fundamental en esta nueva línea) y al gran encierro paranoico que generan las buenas bases de Andrés Sualdo, Fachu Zabia y Julio Alves da como resultado un muy buen trabajo de rock. En esta oportunidad la banda convida el hard rock riffero que lo caracteriza, con agregados reggae, algo de folklore y bordes punk y metaleros (especialmente en los muy buenos punteos de Terry).
El disco ametralla desde el arranque con “Jaimito”, un tema ideal para entender la esencia del grupo. “Voces” amaga con bajar los cambios y endulzar hasta llegar a un rockito muy completo que podría convertirse en el tema más “vendedor” del conjunto. El freno llega en “Despertar”, un reggae que cuenta las desventuras de un trabajador oprimido por los problemas del día a día. La voz de Viera muestra una vez más la capacidad de mimetizarse a los estilos y sale a flote en la corriente densa que propone Terry.
Todo disco de rock necesita un inicio como “Morir de a poco”: potencia desmedida. “La estación” amenaza salir a mostrar algo de Radiohead, pero se vuelve aun mejor: un rock con esa cuota flamenca que aporta la voz de Viera. “Gorriones” pincha y corta en su vuelo rasante donde la banda muestra lo mejor de sus capacidades.
La percusión se hace fuerte en el rock batuquero de “Extraños” hasta transformarse en el ala más radical de la banda. El sonido se vuelve más enrevesado en “Inlaek’ech”, un funky light con potencia en el estribillo. En “La Abuela” arremeten contra una de las mentiras más grandes: El día de la raza. Otro tema en el que dejan claro su compromiso con la lucha aborigen.
En “A. Rojas” vuelven al reggae, pero esta vez a través de los vientos. “Dónde duerme la mejor canción, dónde se esconde la historia”, dicen en Miguel (la última canción del disco. Y la respuesta es clara. Nagual es la herramienta.
Con furia y freno la banda logró confirmar su auspicioso debut. Sólo queda que las voces se hagan pueblos, el nexo existe. Puede ser desde una canción como desde el compromiso. Nagual crece y va por más.
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