Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Divididos

Aplastando Cabezas

Cronista: Gentileza: Gaston Magallanes | Fotos: Beto Landoni

15 de Agosto, 2006

Aplastando Cabezas

Divididos se presentó el jueves pasado en el eterno Luna Park y ratificó su contundencia haciendo lo mismo de siempre

Noche cálida para el rock. Los alrededores del estadio estaban copados por miles de fanáticos que esperaban con ansiedad ingresar. Una vez adentro demostraron el fervor incondicional hacia el grupo y en cada salto hicieron tambalear todo. Hasta que cuándo las ansias pedían a los protagonistas de manera más audaz, se cayó el telón (literalmente) y sonaron los primeros acordes del show.

Cada tema…un clásico. El arranque fue con todo: “La ñapi de mamá”, “Cuadros colgados”, “Elefantes en Europa” y “Haciendo cosas raras”. Contundentes, aplastando cabezas. La aplanadora no detuvo su marcha. Ricardo, Diego y Catriel coordinaron sus virtuosas fuerzas para dejar sin aliento a todos. Nada de guitarritas desenchufadas, acusticón o lo que fuera. Distorsión al mango.

Y la fiesta siguió peregrinando entre solos, punteos desenfrenados y machaques violentos. “Cabeza de maceta”, fue el tema elegido para que el batero se luzca con un solo que al final se llevó los mejores aplausos hasta ese momento.

No faltó los hendrixianos punteos con los dientes, muy propios de Mollo, en temas, justamente, como “Voodo Chile”, o la energía bien hard core en “Next Week”, con la ayuda de Roberto Pettinato en el saxo.

“Bueno, quiero invitar a nuestro tecladista invitado”, dijo Ricardo mientras todos los aplausos se dirigieron hacia Arnedo. Así que, desde el órgano, Diego creo un clima suave para que el cantante interprete una solemne versión de “Spaghetti del rock”.

Así fueron pasando grandes temas entremezclados con excelentes juegos de luces. Los músicos disfrutaban, y el público… sin palabras. Hasta que llegó la hora de otro cover de la casa: “Light my fire”. Y éste dio paso a una versión de un inoxidable de Led Zeppelín que dejó atónitos a todos por la eficaz solvencia de Catriel en la batería. Hablamos de “Moby Dick”. Los acordes de la canción fueron disparados para dejarlo en soledad y que haga lo que sabe: descoser los parches. Tal fue el caso que hasta llevó a rematar su set con un impresionante golpeteo con las manos, sin palillos.

“Paisano de Hurlingham”, fue el preludio del final. Pero no de la emoción. Llegaron “Rasputín”, “Ala Delta” y el cierre fue con el inoxidable “El 38”.Después Mollo estuvo regando púas por más de 5 minutos a todos los fans que se agolpaban en la valla para pedirle en ansiado trofeo.

Más de dos horas de puro rock & roll. Un concierto impresionante si no fuera por que se asemeja mucho a casi todos los que vienen realizando desde 1994.
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