Volador G
Zona de Promesas
Cronista: Gentileza: Nadia Mansilla | Fotos:
Beto Landoni
31 de Julio, 2006
Volador G presentó su disco “Par”, para unos cuantos suertudos que disfrutaron de un show impecable
Como siempre cuando hay poca gente, las personas se agolpan en los bordes. Era temprano y Volador G no aparecería sino hasta un buen rato más tarde que lo pautado. Jueves en la Trastienda. Periodistas especializados, amigos y algunos cuantos dichosos que habían accedido a una entrada.
La idea –muy buena por cierto- era mostrar orgullosamente el nuevo trabajo de la banda, que juega con las melodías distorsionadas de la buena manera que saben hacerlo.
Así empezó a llegar más y más gente. La ansiedad, que iba creciendo, se sació cuando finalmente salieron al escenario. De perfecto negro arrancaron con “Reíste”, “Agua de Tormenta” y “Sobre Cenizas”, tres hermosas canciones del nuevo trabajo.
A través de sus bonitas melodías y con el agregado de proyecciones como fondo del escenario, supieron generar las sensaciones que emanan cada uno de sus temas.
Es inevitable, pero las manos productoras de Richard Coleman le han adherido una impronta que rescata de los ´80 la prolijidad en los instrumentos que muchas veces fue –erróneamente- asociado a la frivolidad. Aún así, oscuro, emotivo y detallista serían los mejores adjetivos tanto para el show como para el nuevo disco, que expresa influencias tanto de Soda Stereo (en su mejor momento) y Audioslave.
Para el cierre, “Un plan simple”, “Sin contactos” y “Animal”. Tres temas de trabajos anteriores, testimonio de su experimentación continua.
Sin hablar demasiado, ni empalagar con agradecimientos infinitos, fue un recital que buscó en todo momento la sorpresa del público, cuyas expectativas fueron alcanzadas durante las casi 2 horas que duró el concierto. Un show que, para algunos presentó un disco, y para otros tantos presentó una banda de una precisión admirable.
La idea –muy buena por cierto- era mostrar orgullosamente el nuevo trabajo de la banda, que juega con las melodías distorsionadas de la buena manera que saben hacerlo.
Así empezó a llegar más y más gente. La ansiedad, que iba creciendo, se sació cuando finalmente salieron al escenario. De perfecto negro arrancaron con “Reíste”, “Agua de Tormenta” y “Sobre Cenizas”, tres hermosas canciones del nuevo trabajo.
A través de sus bonitas melodías y con el agregado de proyecciones como fondo del escenario, supieron generar las sensaciones que emanan cada uno de sus temas.
Es inevitable, pero las manos productoras de Richard Coleman le han adherido una impronta que rescata de los ´80 la prolijidad en los instrumentos que muchas veces fue –erróneamente- asociado a la frivolidad. Aún así, oscuro, emotivo y detallista serían los mejores adjetivos tanto para el show como para el nuevo disco, que expresa influencias tanto de Soda Stereo (en su mejor momento) y Audioslave.
Para el cierre, “Un plan simple”, “Sin contactos” y “Animal”. Tres temas de trabajos anteriores, testimonio de su experimentación continua.
Sin hablar demasiado, ni empalagar con agradecimientos infinitos, fue un recital que buscó en todo momento la sorpresa del público, cuyas expectativas fueron alcanzadas durante las casi 2 horas que duró el concierto. Un show que, para algunos presentó un disco, y para otros tantos presentó una banda de una precisión admirable.
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