Viticus
Recordando al carpo
Cronista: Gentileza: Sebastián Barrera | Fotos:
Gentileza: Ro Diaz
26 de Julio, 2006
Vitico, ex bajista de Riff y Billy Bond y la pesada del Rock and Roll, llamó al hijo, a su sobrino, y dos pibes más para formar al poderoso Viticus: una de las propuestas más interesantes y potentes del fin de semana
Luego de una extensa gira por España, sobraba la confianza. Para Viticus, volver a Argentina era el premio por haber triunfado en tierras ajenas. Acá, jóvenes y no tan jóvenes, los esperaban en La Trastienda luego de meses sin aparecer en los escenarios porteños.
Mucho antes, cientos de viejos (bueno, gente con muchos años encima) esperaban en la puerta por la salida de Chico Novarro que, al parecer, deleitó a muchos bombachones femeninos. Afuera, por un momento se cruzaron con las camperas de cuero y botas metaleras de los que esperaban a Viticus. Simple coincidencia de dos mundos tan ajenos y distantes a pesar de ser parte de la misma época.
Una vez adentro, los uruguayos de Hereford tuvieron el placer de abrir el juego. Una banda que juega al rock and roll, con riffs a lo AC/DC y repleto de melodías tarareables. No es la primera vez que cruzan el río estos muchachos, ya lo hicieron un par de veces, incluyendo la presentación en el Pepsi Music del año pasado. La respuesta fue, y sigue siendo, un poco tímida. No tienen nada nuevo para ofrecer, pero Hereford insiste en conquistar Buenos Aires como sus compañeros de la Vela Puerca y No te va Gustar.
Los carpos
Que linda es la mezcla de edades. No hablo de los padres que acompañan a sus hijas para ver a Babasónicos o a Villanos, sino de esos que alguna vez fueron pibes y asistieron a los shows con remeras de Riff para agitar, empujar y corear cada verso de la bandas de la época. En la Trastienda, los bigotes y las peladas eran notorias. La emoción de escuchar una vez más esos temitas que tanto ponían en el viejo long play, era especial y un largísimo deja vu. Ellos, y la nueva camada rockera, se juntaron para compartir y disfrutar de una clase de rock and roll.
Al salir, El Coyote introducía y presentaba a Vitico y sus compañeritos de banda. El showman, sin duda, terminó siendo el guitarrista Ariel Rodríguez. Al mejor estilo Hendrix, se desparramaba, pasaba al frente, y hacía todas esas cosas que uno hace cuando está solo con una escoba creyendo tocar ante una multitud. Al principio molestaba, después, se entendía que gracias a él la banda tenía otro color y mucha mejor presentación en el escenario.
La reunión era para presentar Super: “Estamos tocando los temas del último disco, sepan entender”, explicó Vitico. “Después vamos a tocar todas esas que tanto quieren escuchar”, agregó. Y así fue: “Nunca pares de gritar”, el blusero “Hoochie Coochie Man” de Muddy Waters y los excelentes acústicos “Vasco Viejo” y “Rollin and tumbling”.
Para dejar lo mejor para el final, donde esos bigotes y peladas se animaron a despegar los zapatos (de cuero, obvio) y rememorar viejos recuerdos, como “Rueda de Metal”, “Mal Romance” y “El Forastero”.
Como corolario, la gente pedía “Mucho por hacer”, tema incluido en el último disco en formato en vivo. Su capricho fue ley, y dieron lo mejor de la noche: una versión extendidísima, con solos, gritos bluseros y una batería asesina.
La noche, con Viticus incluido, se despidió con “Que sea Rock”, también de Riff. Una noche homenaje al Carpo y una pequeña recorrida por los dos discos de una gran banda del rock and roll nacional como la de Vitico y sus chicos. Una jornada completa con mucho blues y una fuerza recomendable para muchas bandas stones que andan dando vuelta por Mtv.
Mucho antes, cientos de viejos (bueno, gente con muchos años encima) esperaban en la puerta por la salida de Chico Novarro que, al parecer, deleitó a muchos bombachones femeninos. Afuera, por un momento se cruzaron con las camperas de cuero y botas metaleras de los que esperaban a Viticus. Simple coincidencia de dos mundos tan ajenos y distantes a pesar de ser parte de la misma época.
Una vez adentro, los uruguayos de Hereford tuvieron el placer de abrir el juego. Una banda que juega al rock and roll, con riffs a lo AC/DC y repleto de melodías tarareables. No es la primera vez que cruzan el río estos muchachos, ya lo hicieron un par de veces, incluyendo la presentación en el Pepsi Music del año pasado. La respuesta fue, y sigue siendo, un poco tímida. No tienen nada nuevo para ofrecer, pero Hereford insiste en conquistar Buenos Aires como sus compañeros de la Vela Puerca y No te va Gustar.
Los carpos
Que linda es la mezcla de edades. No hablo de los padres que acompañan a sus hijas para ver a Babasónicos o a Villanos, sino de esos que alguna vez fueron pibes y asistieron a los shows con remeras de Riff para agitar, empujar y corear cada verso de la bandas de la época. En la Trastienda, los bigotes y las peladas eran notorias. La emoción de escuchar una vez más esos temitas que tanto ponían en el viejo long play, era especial y un largísimo deja vu. Ellos, y la nueva camada rockera, se juntaron para compartir y disfrutar de una clase de rock and roll.
Al salir, El Coyote introducía y presentaba a Vitico y sus compañeritos de banda. El showman, sin duda, terminó siendo el guitarrista Ariel Rodríguez. Al mejor estilo Hendrix, se desparramaba, pasaba al frente, y hacía todas esas cosas que uno hace cuando está solo con una escoba creyendo tocar ante una multitud. Al principio molestaba, después, se entendía que gracias a él la banda tenía otro color y mucha mejor presentación en el escenario.
La reunión era para presentar Super: “Estamos tocando los temas del último disco, sepan entender”, explicó Vitico. “Después vamos a tocar todas esas que tanto quieren escuchar”, agregó. Y así fue: “Nunca pares de gritar”, el blusero “Hoochie Coochie Man” de Muddy Waters y los excelentes acústicos “Vasco Viejo” y “Rollin and tumbling”.
Para dejar lo mejor para el final, donde esos bigotes y peladas se animaron a despegar los zapatos (de cuero, obvio) y rememorar viejos recuerdos, como “Rueda de Metal”, “Mal Romance” y “El Forastero”.
Como corolario, la gente pedía “Mucho por hacer”, tema incluido en el último disco en formato en vivo. Su capricho fue ley, y dieron lo mejor de la noche: una versión extendidísima, con solos, gritos bluseros y una batería asesina.
La noche, con Viticus incluido, se despidió con “Que sea Rock”, también de Riff. Una noche homenaje al Carpo y una pequeña recorrida por los dos discos de una gran banda del rock and roll nacional como la de Vitico y sus chicos. Una jornada completa con mucho blues y una fuerza recomendable para muchas bandas stones que andan dando vuelta por Mtv.
Se puede notar como de a poco se están haciendo los re boludos y estiran todo lo que pueden cada show. Después de Cromañón, las reglas eran para todos: el show empezaba bien tempranito y terminaba puntual, antes de la media noche. Ahora las cosas cambiaron: Viticus terminó a las 3 AM. No, claro que no molesta, pero eso de terminar un recital y seguir la noche en otro lugar, empezaba a gustar.
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