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Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado

Solo seguir cantando

Cronista: Sergio Visciglia | Fotos: Gentileza: Prensa

17 de Abril, 2021

Solo seguir cantando

Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado brillaron en su show virtual desde Epecuen y el Indio Solari cantó dos canciones nuevas con emocionante sabor a despedida.

“Empiezo por el final, terminaré en el principio”. ¿Cómo podemos estar llorando de tristeza y emoción si estamos siendo más que felices en estas dos horas y pico que nos regalaron en estos tiempos tan difíciles?

“Mis intereses quizás no fueron muy saludables”. La noche en los hogares de quienes compraron la entrada para ver el espectáculo “A Los Pájaros” de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado fue invadida por una tensa impotencia. La plataforma de Ticketek no dio abasto pese a que contemplaban la cantidad de espectadores ya que la capacidad virtual era limitada. Twitter empezó a estallar y todo fue caos, como en la normalidad. Desde la propia banda tomaron cartas en el asunto y entonces, minutos antes de la medianoche, todo el mundo se encontró con la posibilidad de se parte de un momento histórico a través de Youtube. Show liberado.

“Yo ya no puedo cumplir hazañas que prometí”. La escenografía natural es imponente. La puesta en escena arrolladora. Las ruinas de Epecuen despiertan más mística aun mientras empiezan a sonar los acordes de “A los pájaros que cantan sobre las selvas de internet”. El “Rock para el Negro Atila” anuncia los primeros pogos caseros y redonditos. La noche se avecina incomparable para decenas de miles de personas, muchísimas de las cuales ni se esperaban que esto les iba a ocurrir. La misa está en marcha.

“Solo seguir cantando…”. Las canciones se suceden y todo es maravilloso. Pocas palabras se pueden agregar a esta altura acerca de un grupo de músicos cuya performance brilla presentación a presentación, interpretando las épicas composiciones que nos regaló el mito de rock más magnánimo de nuestro país, y por qué no del mundo entero. Cualquiera puede cantar, pero en esta banda cualquiera puede cantar bien, lo cual engrandece más cada pieza que desempolvan. Brilla la ricota de “Semen up” y el fundamentalismo de “El tesoro que no ves”, como para citar tan solo un par de ejemplos.

“La traición duele hacia atrás, no sabés cuando comienza”. La conmoción eterna de “Juguetes perdidos” y la belleza de “Había una vez” sirven como preludio perfecto para el bloque inédito que eriza la piel. Como quien no quiere la cosa llegan en trencito “Rock de las abejas”, “Quema el celo”, “Pura suerte” y “Un tal Briggite Bardot” en las voces de Pablo Sbaraglia, Baltasar Comotto, Gaspar Benegas y Débora Dixon respectivamente. Para volar directo a los shows de los ’80 o a los CDs piratas que circulaban en los ’90 o 2 mil. Corona el set la cruda crónica al mejor estilo Rodolfo Walsh que es “Pabellón séptimo”, tal vez el mejor tema de la etapa solista del Indio Solari.

“Un ángel zonzo amateur me condenó al paraíso”. La pausa antecede al momento más preciado. Desde la pantalla asomó la figura de Carlos Solari que se refleja en las paredes abandonadas del histórico matadero del pueblo. La emoción alcanza su punto cúlmine y de la mano de los estrenos “Rezando solo” y “Encuentro con un ángel amateur”. ¿Cómo podemos estar llorando de tristeza y emoción? Lo estamos. Por suerte “Mariposa Pontiac/Rock del país” suena al instante y nos retoma al oasis de felicidad en el que estamos navegando hace dos horas.

“Solo me falta saber la fecha y el lugar, y allí iré cantando”. El pogo más grande de Youtube nos delata que es el final. La vibra emocional que se vivió en toda la noche es insuperable. Sin embargo, la canción emblema esta vez nos queda como opacada. ¿Será por la virtualidad, será porque no están sus compositores en el escenario? Tal vez. Aunque lo más posible sea que el show haya concluido en nuestras almas luego de las lágrimas que nos desató la segunda canción nueva de la noche un puñado de minutos atrás. Como que nos quedamos ahí, haciéndonos miles de preguntas, externas e internas, sintiéndonos bien finitos en este mundo tan gigante, ante el miedo de siquiera pensar que haya sido una canción de despedida.

"Solo seguir cantando". Odiamos las despedidas. Entonces imaginamos el mejor final. Skay escucha los temas nuevos y derrama lágrimas abrazando a Poli. Llaman sin pensarlo al Indio y vuelven Los Redondos. El país se emociona y ya no hay pandemia. Vamos todos y no hay problemas. Termina el show, se abrazan y el Indio le dice a Skay “era todo un invento, no me estaba despidiendo, si somos inmortales”. Y entonces hay conciertos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota para toda la eternidad y todos somos felices para siempre.



Foto de portada: Edgardo Kevokian
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