Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Buena Vibra

CANCIONES DE JUVENTUD

Cronista: Juani Lo Re | Fotos: Alan Guex

15 de Febrero, 2020

CANCIONES DE JUVENTUD

El Festival Buena Vibra ofreció una paleta de artistas híper variada en el Hipódromo de Palermo bajo un calor agobiante.

Quince bandas. Un paseo sonoro con doce horas ininterrumpidas de música. Un gigantesco escenario dividido en dos. Casi 20 mil asistentes. Mujeres con glitter. Hombres con camisas floreadas. Foodtrucks, juegos, diversas atracciones, todo esto acompañado de un calor infernal.

La edición más grande que se haya hecho del Festival Buena Vibra tuvo lugar el sábado en el Hipódromo de Palermo con alta convocatoria y una grilla que combinó artistas que marcaron la historia musical del pasado, presente y futuro.

De entrada un desfasaje en los horarios hizo que las primeras bandas tengan que acortar varios temas de sus repertorios. Le pasó a El Zar, a Nafta, a Paula Maffía y a Barbi Recanati. Un escenario que pretendió funcionar como un reloj suizo se descompaginó un poco. La idea fue que ni bien terminase una banda en una mitad del escenario, inmediatamente arranque la otra, y por momentos no pudo lograrse.

La ex Utopians, que mostró todo su poderío punk junto a Marilina Bertoldi en bajo, anunció felizmente que esta edición del Buena Vibra se convirtió en el primer festival de nuestro país que cumplió la Ley de Cupo Femenino certificado por el INAMU Argentina. Algo histórico para los festivales de música, y para las artistas mujeres.

Y si de mujeres talentosas hablamos, Fémina y Perotá Chingo consolidaron años de trabajo de hormiga para ganarse un merecido lugar dentro de los festivales para tocar ante un predio que de a poco comenzaba a llenarse.

Se hicieron las cuatro de la tarde y el sol no dio tregua, mientras cientos de personas hacían colas kilométricas para buscar algo de agua en los puestos de hidratación, Julián Kartún repartía helados en el puesto de NotCo. Por momentos, buscar sombra se hizo imposible, y el calor fue tan protagonista que hizo que Conociendo Rusia y Bándalos Chinos deban detener su set para que asistan a personas desmayadas.

Miles de personas se acercaron al costado izquierdo del escenario para escuchar de cerca las canciones de Mateo Sujatovich. El líder de Conociendo Rusia hace rato que dejó de ser “hijo de...”, con su pop guitarrero mostró muchísima madurez en sus nuevas composiciones como “30 Años” o “Puede Ser”.

Desde Chile llegó Alex Anwandter, y el festival subió varios niveles. Gran parte del público dejó de estar sentado para ponerse a mover las caderas al ritmo de “Siempre es Viernes en mi Corazón”. Puro ritmo, talento e irreverencia, el ex Teleradio Donoso no dejó de lado ni su humor punzante ni temas políticos. “Como no tenemos tiempo para cantar contra los carabineros de Chile vamos a hacer una canción contra la Iglesia Católica”, bromeó antes de “¿Cómo puedes vivir contigo mismo?”. Y dedicó “Éramos todos felices” a los heterosexuales con “una canción bien guitarrera como les gusta a ellos”.

Para Lisandro Aristimuño la grilla ya había acomodado su horario. El rionegrino tuvo la difícil tarea de ganarse a un público que lo recibió algo escéptico, y vaya que lo logró. Con un look parecido al de Skay Beilinson pero con una voz mucho más cálida, el prolífico Aristimuño ofreció un set eléctrico y ecléctico, que incluyó canciones como “Para vestirte hoy”, “Elefantes” y “Me hice cargo de tu luz”.

Si se pudiese elegir un horario para tocar o ver una banda, esa sería la hora de El Kuelgue. Con un atardecer anaranjado pintado como un cuadro por detrás del escenario, la banda comandada por Julián Kartún ofreció un set bien festivalero. Con una mixtura de estilos bien ejecutados, un argot propio en connivencia con sus fans (Kartún diciendo “se picó” o "uach" cada dos por tres) y un set algo repetitivo a lo que ya venían haciendo, “Chiste”, “Circunvalación” y “Parque Acuático” pasaron por su repertorio.

Si bien todas las bandas tuvieron estrictos 45 minutos para tocar, Fito Páez dispuso de exactamente una hora al caer la noche. Primera figura histórica de la música nacional que pasó por este festival, el rosarino maravilló a casi 20 mil personas con sus hits inoxidables.

Vestido enteramente de violeta, pasaron por su lista la furia de “El Diablo de tu Corazón”, el mar de luces de los celulares en “Brillante sobre el Mic”, y “Ciudad de Pobres Corazones” con un incendiario solo de guitarra de Juani Agüero. “Ámbar Violeta” (para la hija de Páez su mejor composición), bajó varios decibeles, antes de que la nueva corista Flor Villagra se luzca en la hermosa “El amor después del amor”. Como casi siempre, “Mariposa Tecknicolor” puso fin a un demoledor show de Fito Páez en Buenos Aires.

Enojada y preparada, Marilina Bertoldi salió decidida a prender fuego en el escenario. Con un show bastante parecido a la edición del año pasado, la ex Connor Questa mostró (una vez más) por qué es una de las artistas del momento. Al arranque de “Fumar de día” le siguió algún que otro problema técnico bien sorteado en “Cosas Dulces”. La pose de Rockstar Diva que tan bien le queda apareció en “Y deshacer”, y una exacerbada Marilina no dejó mente sin explotar en “O no?”.

Parte de la multitud salió apurada de refrescarse en el patio cervecero porque ya arrancaban los Bándalos Chinos, quienes brindaron un recital prolijísimo y muy ensayado. Con melodías que se pegan cual melaza en “Tu órbita”, y letras para no dejar de creer en el amor (y en el desamor) en “Super V”, la banda de Goyo Degano ofrece canciones que suenan tan ochentosas como actuales.

Pero si se menciona al pop hay que hablar de Miranda!, que pueden dar cátedra en el género, mucho más cerca del tecno-pop y el synth a comparación del indie-pop de Bandalos Chinos. El frente de ataque Ale Sergi-Juliana Gattas, vestidos de rojo y negro, no dejó títere con cabeza. “Mentía”, “Fantasmas” y “Prisionero” son muestras de que no hay que esperar que pase un tiempo para establecer que ya están metidos en la historia del pop nacional.

Ale Sergi es uno de los mejores frontmen que tiene la escena local y sería un error decir que Gattas sólo acompaña. Es el complemento perfecto para una banda que, sin ella, quedaría insulsa. Esta última se encargó de “Enamorada” y una magnífica versión del hit ochentoso “Groove is in the Heart” de Deee-Lite. “Yo te Diré” y “Don”, dos himnos pop que ya quedaron en el cancionero argentino, fueron la despedida para un show que dejó a la gente pidiendo más.

Lo’ Pibitos fueron la frutilla del postre para un público que no mostró síntomas de cansancio a pesar de tocar casi a la una de la mañana. Los MC’s Tomás Bacigaluppi y el Dog Ruggiero entraron rápidamente en juego con “Empuja”. Las rimas se dispararon como balas en “Nada que Ver” y todo el ritmo funky acapararon los versos de “Anda corriendo el rumor”. Amanda Querales se encargó de abrir, como siempre, en ritmo inevitable de “En Espiral”.

El tono de reggae llegó con “El Ritmo de la Vida” antes de la clásica versión de “La Rubia Tarada” de Sumo. “Yastá” encontró a la banda armando un trencito de despedida antes de pedir al público un buen regreso a sus hogares.

Esta edición del Buena Vibra fue aún más grande que la del año pasado en el Malvinas Argentinas. Todavía con los mismos errores (desfasajes de horarios, modalidades desactualizadas para comprar bebidas y comidas), pero con una apuesta mayor en artistas de renombre.

El Buena Vibra 2020 va a quedar marcado a fuego por el cumplimiento de la Ley de Cupo Femenino. Por las atracciones de siempre, como los juegos de arcade, el merch oficial, las barberías, entre otras, siempre son una buena opción paralela a la música en vivo. Y sin duda, por la comunión de artistas consolidados como Fito Páez o Miranda! que se acoplan a otros más emergentes como El Zar, Fémina o Nafta, atravesando la historia de la música en canciones que hablan del pasado, presente y futuro.

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