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Eterna Inocencia

Vivan los caminos de Eterna Inocencia

Cronista: Jeremias Wald Acuña | Fotos: Alejandra Malcorra

13 de Julio, 2019

Vivan los caminos de Eterna Inocencia

Con la presentación de tres canciones nuevas y los clásicos infaltables, la banda de hardcore punk volvió a copar el Teatro Vorterix, un reducto que ya siente como propio.

Mientras Eterna Inocencia suena al palo, su cantante Guille Mármol está de espaldas, aún sin vérsele la cara se lo nota concentrado. Lee con especial atención una publicación casera, un fanzine, que le tiraron desde el público minutos antes. Cuando canta “Hubo un momento en el que mi vida cambió / fue cuando a mis manos llegó un fanzine” (en “Congreso”, de E.I., su disco del 2010) no lo hace para vender humo. El amor y respeto que generan en la banda las publicaciones autogestivas recibe un correlato entre el público, por eso es que Guille presta atención a lo que le tiran. No se trata de algo al azar.

Exactamente a las 21.24 Eterna Inocencia apareció sobre el escenario de un colmadísimo Vorterix, y sin mediar palabra, arrancó lo que serían dos horas ininterrumpidas de hardcore punk. La elegida para iniciar la travesía fue nada menos que “Viejas Esperanzas” uno de los ‘hits’ de Las Palabras y los Ríos (2004). La primera parte del recital, como viene sucediendo en el último tiempo, fue un cúmulo de sensaciones ya que sonaron los clásicos de los primeros discos de la banda. El público, más que agradecido.

Mientras Guille contaba que en su sala de ensayo es donde se sienten cómodos y felices para crear música nueva, el bajo intenso, oscuro y pesado de Ale Navajas comenzó a retumbar una melodía nueva y algo lenta. En total presentaron tres canciones inéditas, todas con el sello característico de la banda. Las guitarras de Roy Ota y Javier “Cirilo” Pesquero, precisas y ruidosas, bien hardcore punk, crecían sobre la base que construían Navajas y el baterista Germán Rodríguez. Para la letra, pata fundamental en la banda, habrá que esperar un poco. La expectativa está alta, claro.

“La risa de los necios” de La Resistencia (2006) tomó un significado especial por la cercanía de la fecha aniversario de la Masacre de Avellaneda del 2002 en la que fueron asesinados Maxi Kosteki y Darío Santillán. Las menciones a luchadores sociales, indígenas, pensadores y filósofos son una constante en los recitales de Eterna Inocencia, que no se tratan de simples conciertos de rock. La invitación a la reflexión y a la acción nunca faltan.

Para el final, dos horas después del lejano inicio, la banda se reservaba “Los Maestros” de Entre llanos y antigales (2014), una emotiva oda a los compañeros viajeros. Pero la presión popular pudo más y el reclamo de otro tema surtió efecto en la banda. Primero tronó entre el público el clásico e infaltable “Nunca seré policía / de provincia ni de capital” para darle paso a “Cártago” de E.I. en donde Guille se pregunta, en medio de un hardcore old school, “¿entendés lo que es la lucha por el poder?”. Con ese espíritu, un fiel reflejo de la propuesta de la banda, terminó una noche fría de invierno que dentro de Vorterix se transformó en un hervidero.

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