Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Attaque 77

Morir o resistir

Cronista: Sergio Visciglia | Fotos: Alan Guex

28 de Junio, 2019

Morir o resistir

La excusa del nuevo trabajo discográfico reecontró a Attaque con sus fans en un explosivo recital repleto de canciones de todos los tiempos.

La novedad discográfica que fue Triángulo de Fuerza (2019) devolvió a Attaque 77 al Teatro Vorterix con dos shows que sirvieron para ofrecer algunas nuevas canciones pero sobre todo para revisitar toda su historia con hits, lados B, clásicos y novedades.

Con muy buenas visuales enmarcadas en la figura de tres lados, “Lobotomizado” fue ideal para el saludo inicial del viernes y resultó ser una de las únicas tres canciones nuevas que sonaron, junto a “Sin tierra” (enganchada con un “Ángel” coreado como siempre por la multitud en soledad), y al nuevo hit “María”. “A cielo abierto”, “Como salvajes” y “Última generación”, también del último trabajo, ya habían aparecido en el EP de 2016.

Al toque de iniciada la velada se colaron canciones de casi todos los discos y tiempos: la extensa versión de “América” trajo el típico “queda, queda mucho por hacer” de Riff, “Matar dragones” anunció que iban a aparecer varios temas escondidos, “Western” y “El jorobadito” presagiaron hits, “Papá llegó borracho” y “El cielo puede esperar” dejaron a los viejitos bien contentos y “Gente que habla sola” le dio el toque de alta calidad que regala siempre uno de los mejores temas de la discografía.

La noche ya estaba demasiado encendida con una banda en formato quinteto en llamas ofreciendo una gran performance. La histórica veta social de Attaque que continúa en las nuevas canciones, tuvo como siempre su entrega en “Canción inútil” y “Chicos y perros” las cuales regalaron los momentos más conmovedores.

Mariano Martínez, con su ácida y muy sincera forma de comunicarse con sus fans, se encargó una vez más de recordar que odia el mosh y de aconsejar a quienes los practican que cuiden al prójimo. También en reiteradas ocasiones resaltó el agradecimiento eterno “a los fans genuinos” que están siempre y no aparecen sólo con los hits o los aniversarios. A ellos les dedicó el tándem “Frente al espejo” y “El camino” (entre otros), y a su término, refunfuñando ante un insistente pedido, agració solo con su guitarra cantando un fragmento de “Fábrica”. “Listo, ya está, ¿contentos? Pero no se acostumbren”, advirtió.

Luego de años de juventud en los que se puso en pie de guerra contra sus máximos hits, Attaque hace bastante que ya se amigó, por suerte, con esas canciones que los llevaron a la máxima exposición mediática. Es por eso tal vez, que “María”, una gratísima novedad con futuro de hitazo, precedió a “Hacelo por mí”, y minutos más tarde “Arrancacorazones” inauguró la última tanda de bises. Los tres fueron archicoreados por todo Vorterix, con un público que por fin también parece haber aceptado esa reconciliación.

La inoxidable “Espadas y serpientes” cerró una lista que tuvo luego en sus bises canciones “a pedido”. Así, como dándole más realismo al juego, la banda se sumaba a los cánticos del público y se acopló con “Vuelve a casa”, “Tres pájaros negros” y “Caminando por el microcentro”. Todos contentos.

“Donde las águilas se atreven” siempre nos da una emotividad especial. Es como si cada show de Attaque que se sucede nos regala un nuevo plus para sentir que la versión de esa noche fue más emocionante que la anterior. El cantante sonrió e ironizó con la edad de los presentes, en su mayoría de más de treinta y pico, pero también con muchos adolescentes que parecen asomar unas divisiones inferiores que empujan para sumarse a la comunidad. Un crisol perfecto que tiene aún a un puñado de viejos y nuevos punks, a rockeros y rockeras de todo tipo, y a cualquiera que le gusten las grandes canciones que cosechó la banda en sus más de treinta años de historia. Y eso está buenísimo.

Hubo tiempo para una más porque nadie se quería ir. Muchos pedían “Quince segundos” pero ya no da, así que la grandiosa obra maestra “Perfección” de Legiao Urbana marcó el final de dos horas y media de un concierto redondísimo que dejó a todos bien satisfechos, tanto abajo como arriba del escenario. Podrán pasar más de treinta años, vimos muchos caer, pero Attaque 77 y su público se juntan y nada los detiene.

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