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Los Tabaleros

Fiesta Criolla

Cronista: Juani Lo Re | Fotos: Barbara Sardi

04 de Mayo, 2019

Fiesta Criolla

Los Tabaleros presentaron Chuy! junto a varias canciones nuevas en un Teatro Vorterix a pura chacarera, zamba y carnavalito.

El folklore vernáculo, los versos desfachatados, las más criollas melodías y un alto nivel poético. Todas esas condiciones reúnen las canciones de Los Tabaleros, que presentaron Chuy! (2018), su cuarto trabajo, el sábado en el Teatro Vorterix. Con su impronta original, la banda ha llegado a tocar en diversos lugares, desde la Ciudad Cultural Konex La Trastienda, hasta la peña de Sin Estribos.

En el hall del teatro de Colegiales asomaba el merchandising sobre las mesas. No solamente las típicas remeras con el nombre del grupo, sino también stickers y tazas con el arte gráfico de su cantante José María Martínez, conocido como el Dr. Kurnicopia en las redes sociales.

Pero pasando de lleno al plano musical, el octeto folklórico comenzó su show puntual a las 21 con las escalas de “Bicicleta” haciendo entrar en calor al público que colmó Vorterix. Los looks de los músicos, con sus largas barbas, lentes de sol, y camisas de Pérez y Punto, mezclaron lo cool y lo bizarro en una justísima medida.

“Ángel caído”, primer hit de la noche y tercero de una lista que pasaría las veinte canciones, precedió a “Avión de Papel”, donde Martínez le cantó a su “diosa sin ateos en la Tierra”. “Once” describió la oscuridad y la incertidumbre de un barrio porteño acompañado de un carnavalito con la furia del tono menor. Una solemne interpretación de "El Arriero" más cercana a la compuesta por Atahualpa Yupanqui que a la versionada por Divididos, sorprendió a las mil personas presentes.

Pero como la excusa era la presentación de Chuy! una buena parte del setlist estuvo dedicado a su último material de estudio, editado a fines del año pasado. La fuerza guaraní de “Demonio Paraguayo” trajo el caudal de los ríos del litoral, y para “Aguará Guazú”, las pantallas acompañaban con imágenes de animales salvajes y selvas.

Nacho Díaz y Félix Mateos se encargaron de ejecutar sus bombos legüeros con una precisión gaucha, como si sólo les hubiese faltado revolear el poncho y las boleadoras. Este último, además, se hizo cargo de “Sirena Vampiro”, también del último álbum.

Para el tramo final quedaron los grandes clásicos. “Escalera” y “El Amor no Existe” hicieron que el suelo de Vorterix se gaste de tanto zapateo del público. Como un buen, disculpen la aliteración, epílogo etílico, “Vino en Cartón” fue el cierre ideal como para escucharlo abriendo un tetra de un vino de dudosa calidad.

Los Tabaleros son una gran puerta de acceso a un público joven que quiera adentrarse en el mundo del folklore sin perder el ADN rockero. Quienes hayan estado en Vorterix no se han perdido la oportunidad de zapatear unas chacareras y poguear con carnavalitos ejecutados con un pulso de rock.


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