Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Ska-P

El juego comienza

Cronista: Maximiliano Novelli Frutos | Fotos: Ale Reggiani

08 de Febrero, 2019

El juego comienza

Ska-P regresó a nuestro país con la potencia que los caracteriza, en el Punto Único del Estadio de La Plata, para presentar su último trabajo.

A estas alturas, es sabido que cuando la banda española pisa suelo argentino se transforman automáticamente en locales. La fiesta empezó con el calor ardiente de la tarde platense mediante un combo que incluyó a Rivales, Kapanga y Cadena Perpetua, quienes deleitaron a una gran cantidad de personas ansiosas por terminar la espera de poco más de cuatro años desde la última vez que se vio al conjunto en estas tierras australes.

Tras finalizar la actuación de los de Villa del Parque, la tormenta que se avecinaba a lo lejos llegó al poco tiempo y durante aproximadamente una hora la lluvia torrencial sembró incertidumbre en la concurrencia. Sin embargo, muchas personas no se dejaron amedrentar, mientras aguardaban firmes a sus músicos preferidos sin resguardo alguno. Varios preguntaron por qué no se utilizó el estadio en lugar del estacionamiento.

Pasada la tormenta veraniega y las pruebas técnicas de rigor, los vallecanos entraron al escenario y agradecieron a las almas que no claudicaron ante “esas nubes que envió Macri”, como sostuvo Roberto Gañán Ojea -Pulpul-. “Poder pa’l pueblo” dio inicio a la fiesta, con una energía que no flaqueó por el resto del recital.

¡Nosotros tenemos un gato bueno y ustedes uno malo!”, gritó el cantante antes de que suene “El Gato López”, con una marea humana haciendo pogo con más ferocidad que la tempestad previa y a partir de los primeros acordes parecía haber quedado en el olvido. Nadie dejó de saltar y cantar cada una de las canciones de la velada.

Su usual compromiso se vio reflejado con los dos guitarristas usando el pañuelo verde atado al cuello -símbolo de la campaña por la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo-. La crítica -hacia la monarquía española- también estuvo ahí, como la que realizaron con “Jaque al Rey”, de su último disco Game Over (2018). Incluyeron dedicatorias a Juan Ledesma -baterista de Superuva asesinado en febrero del año pasado-, a Santiago Maldonado y a los pueblos originarios de América, esta última mediante “Cruz, oro y sangre”, otra de su más reciente placa.

No faltaron clásicos como “Cannabis”, “Vergüenza”, “Tío Sam”, “Derecho de admisión” y muchos más. Posteriormente, los bises llamaron a mandar todo “A la mierda”, seguido por “Romeo el madero” y luego dieron lugar al reclamo de los trabajadores de la cooperativa gráfica Madygraf, en defensa de sus puestos de trabajo, lo que dio pie al cierre con “El vals del obrero”.

La contundencia del septeto fue notable y la audiencia acompañó con la misma fuerza un espectáculo que les sirvió como el precalentamiento ideal antes de partir hacia la provincia de Córdoba. Demostró que pese a las dificultades que se presentaron últimamente al interior del grupo -como la partida de Pipi, la enfermedad que padece Pulpul, el infarto y la recuperación del baterista histórico, Luismi-, la lucha sigue y la música también.

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