Cuarteto del bueno

¿Qué tienen en común un veinteañero que agita su cuerpo de manera vehemente y un hombre entrado en años, que mueve su mano cual director de orquesta? Que el jueves por la noche ambos disfrutaron de 4TET (léase “quartét”), el nuevo proyecto de Javier Malosetti. Sí, otro más. Porque sólo se hace camino al andar, y vaya si él lo sabe.

Conformada hace escaso tiempo, la banda tuvo en abril su auspicioso debut en el prestigioso Centro Cultural Kirchner. Desde aquel entonces, acumula un puñado de fechas, como la que hicieron en Mendoza, en el marco de la IX Edición del Festival San Vicente Jazz, o la del CC Konex, el mes pasado, cuando encabezaron el line up del #DataFestival 3.

Que el ensamble cuente con poco recorrido en la escena no es un impedimento para que mueva a cientos de personas, un jueves por la noche, a Santos 4040. Será por el histrionismo y el talento del bajista; por los músicos que lo acompañan -Hernán Jacinto en piano y teclados, Ramiro Flores en saxos y Tomás Sainz en batería-; o por la forma que tiene de interpretar (y vivir) el jazz, género al que muchos consideran sectario y elitista. Pero no con él, no con Malosetti, quien además de regalar interpretaciones soberbias, como fue la de “Spaghetti Boogie” o “Rough Biker”, aporta una interesante cuota de humor al show, convirtiendo cualquier velada en encuentro ameno y cálido, un filo Café Concert. De esta forma, hasta el más neófito de los espectadores es capaz de disfrutar de la propuesta.

“Que cosa de locos”, dijo luego de presentar a cada uno de sus músicos. Y sí, porque además de jugar para la tribuna con alguna que otra apreciación jocosa, Javier potencia a sus compañeros, como ocurrió con cada intervención de Flores, que, aunque escasas, fueron de una precisión quirúrgica. ¿Qué decir entonces del aporte de Jacinto, tecladista con el que Malosetti viene colaborando hace tiempo? Es cierto, jamás dejará de impresionar la velocidad con la que desliza sus manos por las teclas. Algo similar ocurre con Sainz, un joven, pero experimentado baterista que conoció cuando ideó Electrohope, un proyecto de vida efímera, que dejó un exquisito disco homónimo. No en vano, declaró ante la prensa: “Estoy tocando con la Primera A del jazz”.

Pasada la hora de show, el bajista tomó posesión del escenario e hizo lo que mejor sabe: entretener. Fue así que hasta se dio el lujo de hacer una versión de “Roble”, de Los Fabulosos Cadillacs. Posteriormente, le pidió a Jacinto que se una, concretando así uno de los momentos más bellos de la noche. Al dúo se sumaría Sainz, para continuar con la magia. El cierre, obviamente, fue con Flores, no sin antes recordar la desaparición de Santiago Maldonado. “Queremos homenajear a su familia con música”, manifestó segundos antes de meterse en una enfrascada versión de “Full glasses”.