Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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La Beriso

Bailar sin reproches

Cronista: Lucas González | Fotos: Alan Guex

18 de Agosto, 2017

 Bailar sin reproches

Desde una comunicación telefónica con Cacho Castaña al anuncio de la vuelta al Estadio Único de La Plata, el séptimo Obras del grupo se vivió como una celebración.

¡Qué viva el rock nacional!”, dijo Rolo Sartorio, a poco de haber comenzado la séptima y anteúltima presentación de La Beriso en el estadio de Obras Sanitarias. El recinto, colmado, aprobó la sentencia. Lo mismo sucedió cuando, continuando su diatriba, el cantante sostuvo que nadie hará que haya conflicto entre las bandas de la escena, en alusión a la falsa entrevista que circuló esta semana en Facebook, donde un fake Sartorio se mofaba de La Renga.

El recital de ayer se dio en un momento clave para el conjunto. Recién llegado de una gira por España, donde tocó por unas cuantas ciudades (Madrid, Barcelona, Pamplona, Cádiz, Burriana, Castellón, Málaga), el grupo anunció en sus redes sociales que el sábado 2 de diciembre volverán a tocar en el Estadio Único de La Plata, lugar al que asistieron 40 mil personas en 2015.

A una semana de las PASO, casualmente, la banda arrancó con “Risas de pobres” ("Que el ignorante/no abandone su ignorancia”). Sería el puntapié de un puñado de temas donde brillaron las guitarras de Emiliano Mansilla Pablo Ferradas, como ocurrió en “Tres mujeres y Ella” o en “Sin tu amor”. Claro, porque esencialmente La Beriso es eso, una banda de rock que se fue sofisticando con el paso del tiempo y sumó matices: teclados, vientos y coros.

Al igual que pasa con otros artistas que juegan en primera (lease Pastillas del AbueloCiro o en su momento Tan Biónica, por citar algunos ejemplos), la producción de los shows de La Beriso exhibe un nivel superlativo. Ni hablar del sonido, o de la escenografía, que para esta batería de Obras contó con una calavera descomunal, por el último disco del grupo, Pecado Capital.

El momento de color llegó a mitad de la jornada, cuando Sartorio pidió su celular y discó el número de Cacho Castaña, artista al que, según explicó, conoció hace poco, pero le tiene un gran afecto. Sí, Cacho de Buenos Aires atendió y escuchó una gran ovación en su nombre. Concluido el impasse, realizaron “Whisky doble”, canción inspirada en el autor de “Garganta con arena” y de estirpe arrabalera, que mecharon con un fragmento de “La copa rota”, el tema popularizado en estas latitudes por Los Rodríguez. Lejos de la ortodoxia, Sartorio se devela como un interesante intérprete de tango, al igual que su referente, Andrés Calamaro.

El cierre, a diferencia del resto de la lista, estuvo dedicado íntegramente a los hits del grupo. Fue así que pasaron, entre otros, “Ella”, “No me olvides”, “Madrugada”, “Tan sola”. También sonó “Miradas”, composición que alude a la tragedia de Cromañón. En la recta final, el cantante le agradeció al público su compromiso y cuidado, por hacer posible que cada una de las fechas sea una celebración, “un verdadero show de rock”. Y planteó: “Hoy la revolución pasa por el respeto”.

Puede gustar o no, pero Sartorio y compañía generan una atracción pocas veces vistas. A esta altura del partido, después de dos Ferro, un Estadio Único, un River y siete Obras, sólo le cabe el mote de “fenómeno”, mal que le pese a más de un crítico, porque no todo lo bueno ocurre sobre la calle Niceto Vega o en el CC Konex. “Es muy grato ver lo que vamos logrando”, comentó Rolo y concluyó un cliché, aunque no por eso menos efectivo: “Nunca nos vamos a olvidar de dónde venimos”.

 

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