Una década después

El recital finalizaría a toda potencia con “Vida eterna”, del disco homenajeado, el cuarto álbum de estudio de Lörihen, con Richar Asspero de Asspera acompañando en la voz y con Claudio “Tano” Marciello, que junto a Ezequiel “Easykill” Catalano de invitados, se sumaron a Emiliano Obregón y Julián Barrett para sonar a cuatro guitarras, con Ezequiel Giménez en los graves y Hernán Ríos en los parches.

Un tema antes, el cover de AC/DC, Highway to Hell, había tenido al “Tano” Marciello en el centro de la avalancha de watts que atronó el Teatro Vorterix. Ezequiel Catalano ya se había destacado en “Antihéroe”, también de Bajo la cruz, que tocaron íntegramente y “Cadenas de la perversión” de Aún sigo latiendo (2015), el último trabajo discográfico de la banda, y que acaparó una gran parte de la lista.

La única canción en romper esta sociedad de discos fue “El último eclipse”, de Paradigma (2003) que contó con la presencia sorpresiva de Javier Barrozo, el anterior cantante de Lörihen y actual vocalista de Magnos, que fue invitado a subir al escenario espontáneamente, generando un momento épico e inesperado para los fanáticos, que no se guardaron nada en el pogo que estalló a continuación.

Daniel Retamozo, otro colaborador de la banda, se subió a la batería para “Cuando tus brazos caen”, pidiendo al público “solo amor”, y Andrés Blanco le puso teclados a “Solo tus ojos” y “Lágrimas de sangre”. Este último, junto a “Volver a nacer” y “Mi última función”, que habían sonado más temprano, no los tocaban desde hacía una década.

“Gracias por esta convocatoria en nuestra segunda casa”, saludó Lucas Gerardo, vocalista de la banda, quien, al igual que el disco Bajo la cruz, cumplió diez años en la órbita de Lörihen, marcando entre ambos una bisagra en su sonido y en la trayectoria de una agrupación que ya se puede contar entre los clásicos del heavy metal local.

Subrayando el principio y la actualidad de esta última etapa con su lista, trayendo de vuelta varias canciones, y con el abrazo de Lucas y Javier en el escenario, la banda cuyo nombre homenajea a "El señor de los anillos" celebró la segunda década de su historia frente a un bosque de brazos en alto, que los acompañó a cada momento y con cada canción.