Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Steve Vai

Pasión y guerra

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Jose Fuño

15 de Junio, 2017

Pasión y guerra

En el marco de la gira aniversario de su álbum emblemático, el guitarrista estadounidense, ex-Frank Zappa y Whitesnake, hizo alucinar con su virtuosismo a un Luna Park repleto que tuvo hasta la presencia de invitados virtuales.

El destino se mueve en formas misteriosas. Así es como lo hizo con el pequeño Steve Vai de siete años, al cruzarlo en la escuela con ese chico tres años mayor, que tenía una guitarra y que resultó ser la intensa epifanía que lo haría enamorarse para siempre de las seis cuerdas. El mismo que entusiasmado fue corriendo a comprar su primer encordado sin saber cómo colocarlo hasta que su maestro y mentor -Joe Satriani- le enseñó a hacerlo. Los estudios en la Berklee, las mil horas de práctica, el don: todo se encaminó para que Vai se convirtiera en uno de los mejores violeros del planeta, rompiendo todas las reglas posibles. Y sobre todo, cumpliendo su sueño: “When I grow up I´m gonna be a famous rock ‘n roll guitar player”, como reconoce en su canción "The audience is listening".

Varios discos han cambiado la historia de la guitarra, “Are you experienced” de Jimi Hendrix, “Rising Force” de Yngwie Malmsteen, "Surfing with the Alien" de Joe Satriani y "Perpetual Burn" de Jason Becker, son algunos de ellos, pero a esa lista hay que sumarle también la placa que Steve Vai viene a presentar en su totalidad a la Argentina ya que cumple su 25° aniversario: Passion and Warfare. Un álbum revolucionario que introdujo al mundo las guitarras de 7 cuerdas (Korn más que agradecido), sonidos y melodías nunca antes exploradas, y que llevó el instrumento hacia otro nivel. Por eso la expectativa del show era desbordante.

La pantalla toma protagonismo proyectando la famosa escena de la película “Crossroads” inspirada en Robert Johnson, en donde recrean el cruce con el diablo en la ruta 61. Una silueta se aproxima disparando láseres desde sus anteojos y desde los leds ubicados en el diapasón de su guitarra. Es él, que con esa actitud provocadora arranca con el pesado riff de “Bad Horsie”, mientras con su sinfín de caras acompaña los fraseos en los que imita los sonidos de un caballo enojado.

En tan solo cuatro temas, Vai ya puso sobre el paño toda su extensa versatilidad, melodioso en “The Crying Machine”, rockero como en “Gravity Storm” donde parece que su guitarra intenta no ser chupada por un hoyo negro; y espiritual como en “Whispering a Prayer”, donde establece una conexión especial con su público explicando: “Esta canción fue grabada acá en este hermoso país, de Buenos Aires a la eternidad". Emotividad al 100%.

Suelto como siempre, ya sea con la guitarra o con el micrófono -donde es muy chistoso-, Vai baila y guía a su brutal baterista Jeremy Colson, mientras interactúa con sus fans, sopla su viola para sacarle armónicos, la besa, la ama y la maltrata. Y hasta arranca en falso un tema, ya que su amada está desafinada. Todo durante la última presentación que se podrá ver de “Passion and Warfare" intepretado de principio a fin, porque después de 140 shows, la gira termina acá en la Argentina, “Lo voy a extrañar, seguro lo seguiré tocando solo en mi cuarto” dice Vai mientras sonríe.

Como si fuera poco, de manera inesperada el concierto se termina convirtiendo en un G5, ya que Vai interactua durante diferentes temas con videos grabados de Brian May en “Liberty” , Joe Satriani en “Answers”, con John Petrucci en“The Audience is Listening” y con Frank Zappa en “Stevie’s Spanking", logrado unas geniales zapadas virtuales con amigos de toda la vida.

El recorrido por la placa tuvo los ecos angelicales de “Ballerina 12/24” en donde  Vai se encarga de reproducir los sonidos de una cajita musical; la potente y alegre “I Would love to” y el punto más alto con “For the Love of God”, acompañada por escenas antibélicas de fondo; composición que tras cada presentación, sigue agigantando el mito urbano que dice que fue escrita tras cuatro días de ayuno, meditación y mucha práctica.

Acompañado por Philip Bynoe (bajo) y Dave Weiner (guitarra), todas las versiones de sus temas vienen con IVA de improvisación (quizás demasiada), como en la exótica balada “Blue Powder” donde la experimentación con la guitarra llega hasta hacerla sonar golpeándola con la whammy bar. O como en “Racing the World”, donde la combinación de sutileza, técnica y velocidad se vuelve un arte. La progresiva “Fire Garden Suite IV–Taurus Bulba" fue la encargada de ponerle la frutilla a la noche en el Luna Park.

Cuando salió el disco no pude hacer una gira completa porque en ese momento tenía miedo, estaba esperando el momento indicado, y ese monento, es ahora”. Así se refirió Vai s su máxima creación. Suerte que cambió de parecer, que hizo la gira, y que la terminó en Argentina. Historia pura. Sólo queda agradecer.

 

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