El cantor del pueblo

La tarde de domingo, cuyo protagonista principal fue el calor, se tornó agradable cuando sonaron los primeros acordes de Duratierra, una banda de música popular latinoamericana que encandiló a todos con la potente voz de Micaela Vita.

Antes de que se asomara la primera estrella, apareció Raly con su banda y luego de un simple “buenas noches”, arrancó con “Ey paisano”, uno de esos temas del artista que invita a pensar.

“Se alzan los parantes, la carpa se acerca al cielo. Ya está todo listo para que empiece el misterio”, dice la letra de “Circo Criollo” y es un pequeño resumen de lo que se vive en las peñas del cantautor santiagueño, quien, una vez más, conquistó el suelo porteño. La peña abarcó todo el patio del Konex y tanto adultos, como ancianos y niños, se sumaron a danzar en cada zamba y chacarera, todo en un ambiente de comunión, agradable y familiar, con mates amargos y tereré incluídos.

Al momento de la reversión de “Hasta siempre, Comandante”, todo el público alzó sus puños izquierdos y aunque la mayoría esperaba alguna declaración del cantante acorde a los tiempos que se viven, las canciones fueron más que las palabras.

Para “De mi madre”, el cielo parecía que brillaba más y ante un silencio respetuoso, Lisandro Aristimuño apareció con su voz y junto con Raly, se fusionaron a corazón abierto y siguieron con “Cuarto menguante”, ante la emoción de los presentes, que respondieron con un gran aplauso.

El domingo no se quería ir, pero “Chacarera del exilio” y “Somos nosotros” marcaron el final de una noche que dejó un aire de pueblo que sirve para calmar los ánimos de esta ciudad endemoniada.

Ante un Konex colmado, Raly Barrionuevo demostró que ya tiene un lugar más que ganado en esta parte del país que lo va a seguir recibiendo con los brazos abiertos.