Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Molotov

Locales otra vez

Cronista: Fernanda Miguel | Fotos: Nacho Boullosa

22 de Octubre, 2016

Locales otra vez

El cuarteto mexicano cumple 20 años de trayectoria y en el marco de la "Chingatourmadre 2016", regresó al país para repasar canciones de toda su discografía.

El Palacio de los Deportes está colmado y un grupo de pibes en el medio del campo no para de gritar “puto, puto, puto”, aludiendo al tema homónimo que aparecerá en los bises. En medio de la gira, tuvieron que suspender varios shows debido a un problema personal de uno de los miembros de la banda, pero los astros se volvieron a alinear para que Buenos Aires los pudiera escuchar. Según ellos mismos, esta es una de sus ciudades y público preferido; seguramente en el agite está la respuesta de por qué los eligieron.

“Que no te haga bobo Jacobo” abre la noche en la que los clásicos y no tan clásicos del conjunto mexicano hacen delirar a todos los seguidores. “Amateur”, “Chinga tu madre” y “Here we kum” conforman la partida y el campo es una fiesta. Paco, Huidos, Tito y Randy se la pasan tirando frases hilarantes todo el show, además de un ida y vuelta constante con la gente, como en una especie de camaradería con nueve mil personas.

Muchas de las canciones de Molotov expresan la realidad del pueblo mexicano, pero sin ninguna duda, las fronteras se traspasan y se puede relacionar con la historia de cualquier país latinoamericano; inclusive, muchas de ellas ya tienen más de quince años, pero la vigencia es tal que asusta. “Gimme tha Power” y “Hit me” son una muestra de ello. Con la última, las pantallas se llenan de imágenes relacionadas a la desaparición de los 43 estudiantes mexicanos en la localidad de Ayotzinapa. El paralelismo con Argentina lo traza el público entonando: “hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es militar”.

La noche continúa con temas como “Cerdo”, “La verga” y “Rap, Soda y Bohemía”.  Para antes de los bises, “Queremos pastel” y “Dance and Dense Denso”, llegan como una patada bien fuerte en la nuca a descontrolar todo el Luna Park.

Al regreso, en vez de una canción, aparece un muchacho en el escenario, mientras Randy pide silencio. Claro que nadie se imaginaría que en medio de un recital tan al mango, hay tiempo para expresar amor, pero están todos equivocados; la persona en cuestión le pide casamiento a su novia que está aplastada en la valla y, entre lágrimas y cara de sorpresa, le dijo que sí. Linda anécdota para contarles a sus nietos.

“Noko” abre la lista de los esperados bises y también aparece la esperada “Puto”. Todo termina con “Rastamandita” y su ritual de subir chicas al escenario. Esta vez con un cartel completamente innecesario que decía “Ni una menos”. Si no hubieran puesto nada, quizás no quedaba tan chocante y contradictorio el mensaje.

Salvo por ese “detalle”, Molotov realizó un show impecable y volvió a ser local en un país que siempre los recibe con los brazos abiertos.

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