Antonio Birabent
Introspección auditiva
27 de Agosto, 2016
El ciclo Silent Concert es más que interesante: cada miembro de la audiencia no podrá escuchar el recital si no tiene su par de auriculares que son entregados en la entrada. Podía regularse el volumen a gusto y al sacárselos, solo podrá percibirse el silencio total de la sala.
Dueño de una voz seductora y una fina pluma, Antonio Birabent tocó un poco más de una hora en ese formato propuesto por el Oliver’s Club, y presentó las canciones de “Hijos del rock” y “O”, sus dos nuevos discos.
“Estamos todos conectados en un mismo mundo”, anunció el cantante, quien explicó que para él también era la primera vez experimentando esa modalidad. Efectivamente, el show se pareció más a una grabación de un disco de estudio, pero con la presencia de público.
Como una introducción, “Lo que va a venir” inició la velada. Las ciudades musas de Birabent se hicieron presentes en “Montevideo” y “Madrid” y el alma de Gustavo Cerati revoloteó en “Cicatriz”, canción dedicada al ex Soda Stereo.
Los audífonos permiten hacer de la música una experiencia más introspectiva tanto para los músicos como para los espectadores. También se notan más las desafinaciones comunes en los shows en vivo, pero la banda pasa la prueba con mucha prestancia.
Birabent terminó solo con su guitarra, interpretando los temas homónimos de sus discos nuevos, “O” e “Hijos del rock”, que no se trata de un disco doble sino de dos estaciones de un mismo viaje.
Tratándose del hijo de Moris, Antonio es un verdadero “hijo del rock”, aunque no sea precisamente el género que hace: su estilo se acerca al jazz de fusión con coqueteos a un híbrido de blues y pop.
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