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Los Pericos

Welcome to Argentina Reggae

Cronista: Fernando Villarroel | Fotos: Alan Guex

27 de Agosto, 2016

Welcome to Argentina Reggae

Nonpalidece y Los Pericos se presentaron en Groove para brindar un concierto que reunió a los dos exponentes más grandes del género local. Crónica de un show único.

Reggae. En Argentina. Reggae nacional. El género tuvo sus inicios allá en Jamaica, llegó hace bastante a tierras pampeanas de la mano de Donald –Sí, el autor del “Sucundum” fue el responsable de grabar “Scaba Badi Bidu”, el primer reggae local. Ni Sumo. Ni Miguel Abuelo. Donald- y, en la actualidad, juega muy de local. Tiene un movimiento convocante, interesante, en constante evolución. Un movimiento que tiene mucho más que rastas y porro, en el que Bob Marley aparece como estandarte y varios músicos autóctonos interpretan su espíritu de la mejor manera. 

Nonpalidece y Los Pericos -o Los Pericos y Nonpalidece, como más prefieran- son dos de los máximos referentes de un sonido que, hoy, a nadie le parece ajeno pero que tuvo luchar contra prejuicios de todo tipo. Justamente, Juanchi Baleiron y Néstor Ramljak son los líderes de dos de las bandas de reggae más importantes del país y, curiosamente -el maestro y el alumno- un día se reunieron sobre un escenario para volarle la cabeza a más de uno. La diferencia de edad entre ambas bandas es de diez años; para cuando Néstor y los Nonpa lanzaban su “Dread al control” (primer disco), Los Pericos ya tomaban la escena por las astas y registraban sus “1000 vivos”, ¿alguien podría imaginar que unos no inspiraron a otros? Imposible.

En ese marco, se presentaron juntas ambas bandas y brindaron sus repertorios más high ante un público compartido pero distinto entre sí, de ese que se sabe dentro de un mismo sentimiento pero que no es atravesado por el mismo código. Generaciones diferentes, como les suelen decir; los Nonpalidece salieron al escenario y lo hicieron con todo. “Activistas”, “Espejo” y “Chalice” fueron algunos de los tracks que pusieron a sonar para calentar el momento; también hubo un tiempo para “Ay no”, “Danger Man” y “Tu presencia” -hits incluidos en el inflamable El fuego en nosotros (2009) y el popular Hagan correr la voz(2006)-; todo muy protocolar, hasta que Ramljak amaga con entonar el clásico Perico -de Big Yuyo- “Eso es real”. “No, éste se lo dejamos a los maestros”, dijo el frontman rastafario con una humidad poco frecuente en el mainstream pero que sonó certeramente sincera, casi como si al pibe de Tigre le hubiera dado un poco de vergüenza interpretar ante sus héroes de la infancia.  

Los de norte del conurbano son una de las bandas más convocantes de la escena nacional. No hay nadie que no conozca su sonido, que luego de veinte años no sepa algunas de sus melodías más famosas, que no haya oído de la consigna cantada que dice “el reggae por el barrio hace bien, y es necesario”. Si alguien osara pensar en ellos como los héroes del reggae local de esta época no estaría alejado, se lo ganaron con esfuerzo y trabajo; se ganaron el respeto de sus iniciadores y eso no es poco. 

Baleiron y compañía tienen un recorrido que cumplió treinta años y, en el medio, pasó de todo. El ritual de la banana, los estadios, las visitas a Jamaica y el título de embajadores, la conquista del Río de La Plata, el abandono del Bahiano y la posterior reinvención; los tipos son historia, inspiraron a generaciones enteras y aún hoy siguen haciéndolo. “Jamaica Reggae”, “Nada que perder” y “Complicado y aturdido” fueron las canciones que sacudieron su primera presentación en Groove y con las que lograron una textutura uniforme de sensaciones entre los presentes. Hombres y mujeres que peinan canas, chicos y chicas con hormonas efervescentes, todos disfrutando de la presentación; los nuevos temas de la banda también tuvieron su lugar –tras siete años- y mostraron la versatilidad que adquirieron a lo largo del tiempo: Disco, funky y rock estuvieron a la orden como adelanto. 

Para el cierre, hubo un supergrupo en escena. Dos bandas, dos generaciones y un sonido. En el medio, cientos de grupos que luchan por seguir creciendo y que corren con la ventaja de saber que hay dos de sus mejores exponentes vigentes, acompañados por Jah -o por alguna fuerza universal- reivindicando el género. Ese que vence prejuicios, que atraviesa a un público cada vez más amplio y que, desde Donald a esta parte, nunca dejó de crecer.

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