Babasonicos
Grandiosa intimidad
11 de Junio, 2016
Babasónicos celebró sus 25 años en el Teatro Opera. Disco nuevo, gira por delante y el ambicioso plan de la reinvención sonora con una serie de recitales impensables.
Apenas unos minutos pasados de la hora prometida, los integrantes de Babasónicos se adentraron uno a uno en el mínimo escenario planteado, con apenas lo necesario en lo visual, pero con una instrumentación poco habitual si se tiene en cuenta las últimas presentaciones en festivales y la promesa subyacente de lo distinto.
El primer bloque, compuesto de “El colmo” (Anoche, 2005), “Irresponsables” (Infame, 2003) y “El pupilo” (A propósito, 2011) planteó la clave de lectura íntima y minimalista para el resto del recital y del proyecto de reversión que es Impuesto de fe (2016), su último disco, en parte también excusa para esta gira ambiciosa tanto en lo geográfico como en lo musical.
Saludo al público mediante, las versiones semi-acústicas y despojadas de todo impacto visual se sucedieron en un encanto de serpientes sutil. A pesar de ser un adelanto, “Vampi” se consagró como una favorita en la viva voz de los presentes. “Cómo eran las cosas” (Mucho, 2008) marcó el grado máximo de intimidad con apenas una voz y una guitarra.
Los hits como “Putita”, “Sin mi diablo”, “Los calientes” (Jessico, 2001) o "Celofán" (Romantisísmico, 2013) fueron reconstruidos desde la oposición a sus versiones originales, apelando a la gran diversidad musical de la que Babasónicos es capaz. “Casualidad” (Miami, 1999) estuvo a cargo de Diego Uma, mientras Dárgelos y Carca pusieron coros a esta versión desde el fondo del escenario.
El buen Carca también tuvo su momento de gloria en “Rubí”, seguido de “Yegua” y “Soy rock”. Para el final, Babasónicos interpretó en seguidilla perfectamente ensamblada “Zumba” , “Yoli”, “¡Viva Satana!” y “La roncha”.
En las casi dos horas de concierto se dieron sorpresas con cada reversión, pero también sorprendieron con la incorporación de rarezas como “Letra chica” (Mucho+, 2009), o con “Shamala” (Ep homónimo, 2015) y “Chisme de zorro” que junto a “Los burócratas del amor” y “Natural” (Pasto, 1992) fueron los bises y despedida del show.
Babasónicos mostró de manera contundente y musical aquello que, a pesar de cualquier preferencia, los distingue de toda otra banda de la escena local. Dadas las condiciones desérticas y repetitivas de las toscas imitaciones que pueblan el rock nacional, este despliegue de versiones es tan valioso como la esperanza misma.
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