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Kapanga

Las segundas partes...¿nunca fueron buenas?

Cronista: Gentileza: Pablo Krause | Fotos: Gentileza: Ro Diaz

20 de Noviembre, 2005

Las segundas partes...¿nunca fueron buenas?

Kapanga festejó su cumpleaños número diez en “El Templo del Rock”. Motivos no le faltaban. Su último disco (“Esta!”) los llevó desde El Teatro hasta su segundo Obras en menos de un año

Puede que por estos tiempos, llegar a Obras (me resisto a llamarlo “Estadio Pepsi”) no represente la hazaña que significaba años atrás. Pero sin lugar a dudas, realizar dos conciertos en un mismo año en este mítico estadio, no es poca cosa. Incluso, Kapanga sea animó a elegir al Templo del Rock como sede para el festejo de su cumpleaños número diez y no defraudó. Con un Obras colmado de kapangueros, los de Quilmes festejaron por partida doble.

Al parecer ya es una costumbre para las bandas de rock el mostrar un pequeño video antes de cada presentación importante, algo que (debo confesar) puede tornarse bastante tedioso dado el nivel de adrenalina que se genera al apagarse las luces de un lugar como el estadio Obras. En este caso, Kapanga repasó en poco más de diez minutos sus diez años de carrera para finalmente pisar las tablas con una seguidilla de clásicos de la primera época (“Me Mata”, “Toda la vida” y “x2 La Caravana”) en donde “El Mono” aprovechó para brindar con el famoso “yogur loco” y hasta “se disfrazó de mono” –valga la redondancia- para revolcarse por el escenario de Obras.

Si bien la gente aportó color a la fiesta desde un primer momento (de la mano de globos y papelitos en cantidad) pasaron varios clásicos hasta que realmente “se encienda” el público. Y ese momento llegó, precisamente, con “Fumar”. Campo, platea y populares se alborotaron y saltaron para corear de punta a punta el que sea quizás el corte más recordado de “Botanika”. En cuanto a lo que invitados se refiere, el escenario vio desfilar a varias figuras de la escena rockera local. Primeramente, Alejandro Nagy ofició de presentador del “bloque cuartetero” y recibió su trofeo como reconocimiento al periodista “más kapanguero” de la Argentina.

Luego de que Miguel Luna Campos/ (guitarrista de la banda, también conocido como “Maikel”) se hiciera cargo de las voces en “Casi”, como es costumbre, el cantante de Horcas, Walter Meza, aportó su voz y la potencia que lo carácteriza en “Angus Young” y terminó tirándose de cabeza al público, en donde se quedó saltando y cantando durante algunos minutos, hasta que la gente de seguridad acudiera a su rescate.

Curiosamente, el tema menos coreado de la noche fue –precisamente- el corte que más rotación tuvo durante el último tiempo. Estamos hablando de “Postal”, que si bien contó con un excelente aporte de Valentino en guitarras, no tuvo mucha llegada entre los presentes. Puede que tanta difusión haya llegado a “cansar” a los kapangueros de ley, que guardaron sus energías para lo que venía más adelante.

Después de que el “Mono” imitara a Walter Meza y bajara del escenario para cantar “Desearía” bien cerca de la gente, el descontrol se hizo general con la llegada de “La Taberna” (tema “poguero” si los hay) que contó con un pequeño intervalo para las esperadas sátiras de los muchachos quilmeños, que como es costumbre, hicieron una pequeña interpretación de canciones de Miranda, Alejandro Lerner y hasta una conocida propaganda de un proveedor de internet, que contó con una muchacha “disfrazada de Pampita” corriendo por el escenario.

Siguiendo con la delegación de invitados, llegó el turno de Andrés Gimenez (de A.N.I.M.A.L.) quien aportó sus gritos para “Indultados”. Era tal la alegría de los Kapanga arriba del escenario que cuando terminó el tema se fueron del escenario, para volver inmediatamente, entre risas y confusiones, para aclarar que “faltaba uno antes de los bises”. El tema en cuestión fue “Locos” que contó con todos los invitados ya nombrados, sumados al Dr. Armsterdam (DJ que supo acompañar al grupo en más de una ocasión) y la gente de Borregos Border, a cargo de los vientos.

A diferencia de su última presentación en Obras, los Kapanga no volvieron esta vez al escenario vestidos de romanos para interpretar los bises, pero sí de blanco, con batas “al estilo de Sandro”. Como lo aclaró Maikel, la primer parte de los bises (un bloque acústico de guitarra y voces) fue para “los de la vieja época”, que se dieron el gusto de escuchar tres de esos temas que hace tiempo no hacían en vivo: “Quiero llenarte de mi”, “Amor Pulpo” y “Miami”.

Si bien el recital ya se pagaba con lo hecho hasta el momento, el escenario fue invadido nuevamente por todos los que habían subido durante el desarrollo del show y se despidieron con el “caballito de batalla” que supo llevarlos al primer plano de la escena local: “El Mono Relojero”.

Lejos de ser un mero spot publicitario, el hecho de que Kapanga cumpla diez años le aportó al show un elemento especial que lo hizo diferente al resto de las presentaciones de la banda. La alegría se hizo notoria en las caras de todos los presentes, tanto quienes tenian un instrumento colgando de sus hombros como los que sufrían el insoportable calor de la noche del sábado desde el campo. Dicho sea de paso, con tanto nombre y tanta marca, no sería disparatado pedir que de una vez por todas se prendan los estractores del Estadio… Obras. Después de todo, como bien dijo El Mono, aunque le cambien el nombre, nadie va a decir “Vamos al Estadio ‘Pesi’… Obras será Obras por siempre”.
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