Cosquin Rock
Día 2: Agua Acróbata
Cronista: Ariel Andreoli | Fotos:
Alan Guex
07 de Febrero, 2016
La segunda fecha del festival más federal de la Argentina tuvo una concurrencia estupenda a pesar de la lluvia, que le jugó una mala pasada a todos.
La fiesta estaba en las calles de Santa María de Punilla. Más allá de que la fecha coincidía con la de los carnavales, en ese punto céntrico del país, la historia era distinta: frenesí y rock para todos los gustos. La gente llegaba en malones, de distintos puntos del país. Si bien los que se encargarían del cierre de la noche eran Las Pastillas del Abuelo (LPDA), la gran mayoría llagaba para ver a Don Osvaldo (y/o Casi Justicia Social, y/o Callejeros).
Desde temprano se podían escuchar distintas bandas en todos los escenarios. En el Principal, poco antes de las 18 horas, Estelares con sus canciones (que ya son eternas) endulzaron las sierras con sus historias románticas. Le siguió Ojos Locos con su rock barrial, y para ironía y sorpresa de muchos, fue la antecesora de Don Osvaldo. Cuando Patricio Fontanet subió al escenario, la gente estalló de alegría mientras los músicos que lo acompañan tocaban las primeras notas de “Guiños”. Le siguió en la lista, “La Llave”, el tema que habla de eso que no todos ven.
Mientras los vasos negros con el logo del festival giraban por todos lados, en el espacio Geiser se presentaba la única banda que estuvo presente las tres noches: Catupecu Machu. Al ritmo de su “Madera Microchip” y su sonido moderno, reventó la carpa, y Fernando Ruiz Díaz se reía de su nueva pose más futurista. Los últimos temas del set fueron “Magia Veneno”, que dentro de una locura volátil fue coreado por todos, y “Y lo que quiero es que pises sin el suelo”, en donde el mensaje fue fuerte y más que claro: “¡A gritar fuerte! ¡A Gaby!”. Ya pasaron casi 10 años del accidente que sufrió Gabriel Ruiz Díaz, bajista y fundador de Catupecu, pero siempre lo extrañan tanto los músicos arriba del escenario, como los fanáticos que lograron verlo en vivo con esa potencia que contagiaba a todos.
En el principal, Don Osvaldo seguía con su set y su cantante bromeó con su actualidad física: “Me gustaría tirarme donde están ustedes, pero me da miedo mi peso”, dijo entre risas, Fontanet después de interpretar “Si me cansé”. Mientras sonaba el tango “Fantasía y Realidad”, y en medio del flamear de las banderas, el primer chaparrón fuerte cayó sobre el Aeródromo. El show siguió bajo una lluvia que no logró que los fanáticos se fueran, y por eso, para el final les regalaron una buena versión de “Suerte”.
El agua no paraba de caer, y los escenarios más chicos, los bares y las carpas eran refugios perfectos. Para cuando Favio Posca comenzó su monologo en el escenario Alternativo, Infierno 18 se hacía un festín con sus temas nuevos a pura distorsión, en el espacio Geiser.
El temático fue bien Rastafari, y para cuando la lluvia dio un respiro, la gente corrió para ver a Hugo Lobo, comandando a Dancing Mood, con su sonido que hace mover el cuerpo sin parar. Eruca Sativa subió al principal pasadas las 22 para dar un show alucinante. Los cordobeses eran locales y lo hicieron sentir. “No Pueden”, “Nada Salvaje”, “Magoo” y “Desdobla” sonaron de la voz de Lula Bertoldi, que además, se lució con la guitarra cada vez que pudo.
Guasones siguió post Eruca, con un Facundo Soto con look (y bailes) a lo Mick Jagger y una lista de trece canciones en los que se destacaron “Desireé”, “Farmacia”, “Reyes de la Noche”, la nueva “Infierno Blanco” y el final con la clásica y rockera “Dame”. El resto fue una nueva lluvia letal.
Mientras el aguacero no paraba y Nonpalidece cerraba el escenario reggae, la Bizarren Miusik Parti daba para cualquier cosa en el Alternativo. Desde gente bailando cumbia y un homenaje a Charly García por un doble hasta un pogo inmenso al ritmo de “Ji Ji Ji”, de Patricio rey y Sus Redonditos de Ricota. Afuera, era todo agua (40 minutos de una lluvia torrencial) pero que no logró parar al rock.
Los fanáticos de La Vela Puerca fueron de los más perjudicados del festival. A pesar de que le pusieron todo el pecho al agua, se bancaron el frío y el estar mojados, la banda charrúa tocó solo catorce canciones en solidaridad con LPDA, ya que parecía que la lluvia no tenía fin y corría riesgo la suspensión de la jornada. De todas maneras, el final con “El Profeta” tuvo su gratificación popular.
Pasados los primeros 15 minutos de la 1, LPDA subió al escenario. “¡Buenas noches, valientes!”, saludó a sus fanáticos Piti Fernández, cantante pastillero, arengando a los que se habían quedado a pesar de todo. “Inercia”, “Tantas escaleras” y “Locura y Realidad” fueron las que iniciaron el show, de forma ascendente. Fernández no canta, recita. Pero con eso le alcanza para enloquecer a sus fieles y sobre todo a ellas, que cantan enloquecidas cada estrofa. “Osiris” y “Lo que tenga que ser”, pasaron en una lista que concluyó con “Otra vuelta de tuerca”, para alegría de todos.
A pesar del mal clima, faltaba lo peor: la vuelta a cualquier punta de Córdoba fue un verdadero caos. El sistema de transporte, ya sea por colapsar o por mala organización, no fue eficaz y eran eternas las colas para tomar un colectivo que depositara a la gente en sus lugares. Pero, a pesar de la bronca que esto generaba, el triunfo había sido del aguante y del rock, que le ganaron a la tormenta por goleada.
Desde temprano se podían escuchar distintas bandas en todos los escenarios. En el Principal, poco antes de las 18 horas, Estelares con sus canciones (que ya son eternas) endulzaron las sierras con sus historias románticas. Le siguió Ojos Locos con su rock barrial, y para ironía y sorpresa de muchos, fue la antecesora de Don Osvaldo. Cuando Patricio Fontanet subió al escenario, la gente estalló de alegría mientras los músicos que lo acompañan tocaban las primeras notas de “Guiños”. Le siguió en la lista, “La Llave”, el tema que habla de eso que no todos ven.
Mientras los vasos negros con el logo del festival giraban por todos lados, en el espacio Geiser se presentaba la única banda que estuvo presente las tres noches: Catupecu Machu. Al ritmo de su “Madera Microchip” y su sonido moderno, reventó la carpa, y Fernando Ruiz Díaz se reía de su nueva pose más futurista. Los últimos temas del set fueron “Magia Veneno”, que dentro de una locura volátil fue coreado por todos, y “Y lo que quiero es que pises sin el suelo”, en donde el mensaje fue fuerte y más que claro: “¡A gritar fuerte! ¡A Gaby!”. Ya pasaron casi 10 años del accidente que sufrió Gabriel Ruiz Díaz, bajista y fundador de Catupecu, pero siempre lo extrañan tanto los músicos arriba del escenario, como los fanáticos que lograron verlo en vivo con esa potencia que contagiaba a todos.
En el principal, Don Osvaldo seguía con su set y su cantante bromeó con su actualidad física: “Me gustaría tirarme donde están ustedes, pero me da miedo mi peso”, dijo entre risas, Fontanet después de interpretar “Si me cansé”. Mientras sonaba el tango “Fantasía y Realidad”, y en medio del flamear de las banderas, el primer chaparrón fuerte cayó sobre el Aeródromo. El show siguió bajo una lluvia que no logró que los fanáticos se fueran, y por eso, para el final les regalaron una buena versión de “Suerte”.
El agua no paraba de caer, y los escenarios más chicos, los bares y las carpas eran refugios perfectos. Para cuando Favio Posca comenzó su monologo en el escenario Alternativo, Infierno 18 se hacía un festín con sus temas nuevos a pura distorsión, en el espacio Geiser.
El temático fue bien Rastafari, y para cuando la lluvia dio un respiro, la gente corrió para ver a Hugo Lobo, comandando a Dancing Mood, con su sonido que hace mover el cuerpo sin parar. Eruca Sativa subió al principal pasadas las 22 para dar un show alucinante. Los cordobeses eran locales y lo hicieron sentir. “No Pueden”, “Nada Salvaje”, “Magoo” y “Desdobla” sonaron de la voz de Lula Bertoldi, que además, se lució con la guitarra cada vez que pudo.
Guasones siguió post Eruca, con un Facundo Soto con look (y bailes) a lo Mick Jagger y una lista de trece canciones en los que se destacaron “Desireé”, “Farmacia”, “Reyes de la Noche”, la nueva “Infierno Blanco” y el final con la clásica y rockera “Dame”. El resto fue una nueva lluvia letal.
Mientras el aguacero no paraba y Nonpalidece cerraba el escenario reggae, la Bizarren Miusik Parti daba para cualquier cosa en el Alternativo. Desde gente bailando cumbia y un homenaje a Charly García por un doble hasta un pogo inmenso al ritmo de “Ji Ji Ji”, de Patricio rey y Sus Redonditos de Ricota. Afuera, era todo agua (40 minutos de una lluvia torrencial) pero que no logró parar al rock.
Los fanáticos de La Vela Puerca fueron de los más perjudicados del festival. A pesar de que le pusieron todo el pecho al agua, se bancaron el frío y el estar mojados, la banda charrúa tocó solo catorce canciones en solidaridad con LPDA, ya que parecía que la lluvia no tenía fin y corría riesgo la suspensión de la jornada. De todas maneras, el final con “El Profeta” tuvo su gratificación popular.
Pasados los primeros 15 minutos de la 1, LPDA subió al escenario. “¡Buenas noches, valientes!”, saludó a sus fanáticos Piti Fernández, cantante pastillero, arengando a los que se habían quedado a pesar de todo. “Inercia”, “Tantas escaleras” y “Locura y Realidad” fueron las que iniciaron el show, de forma ascendente. Fernández no canta, recita. Pero con eso le alcanza para enloquecer a sus fieles y sobre todo a ellas, que cantan enloquecidas cada estrofa. “Osiris” y “Lo que tenga que ser”, pasaron en una lista que concluyó con “Otra vuelta de tuerca”, para alegría de todos.
A pesar del mal clima, faltaba lo peor: la vuelta a cualquier punta de Córdoba fue un verdadero caos. El sistema de transporte, ya sea por colapsar o por mala organización, no fue eficaz y eran eternas las colas para tomar un colectivo que depositara a la gente en sus lugares. Pero, a pesar de la bronca que esto generaba, el triunfo había sido del aguante y del rock, que le ganaron a la tormenta por goleada.
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