No se si es Baires o Madrid

No se si es Baires ó Madrid. El título de aquel disco de Fito Páez grabado en la capital española -y del que participó con el dúo Pereza haciendo "La rueda mágica"- se adapta perfectamente a lo que fue la presentación de Leiva en Vorterix; la expectativa por poder ver y disfrutar la actuación del artista fue grande y nadie quiso quedarse afuera de una velada que tuvo ribetes consagratorios para el madrileño. 

La noche dio inicio con “Los cantantes”, uno de esos tracks hiteros que tienen todos los condimentos para poder abrir un recital a pura energía. “Animales”, “Mi mejor versión” y “Windsor” fueron las canciones que siguieron en un setlist que no conoció de interrupciones ni de parates por parte de los músicos que estuvieron sobre el escenario.

El público vitoreó a Leiva en cuanta oportunidad se le presentó. El cariño al español se mostró puro, sincero e incondicional, y el cantante no dejó de agradecerlo en ningún momento. “Nos pareció que el mejor lugar para despedir este año era Buenos Aires”, dijo el frontman y se ganó una horda de aplausos rabiosos que reconfirmaron el romance que existe entre los porteños y el español.

“Buscando un símbolo de paz”, aquel himno de Charly García, también formó parte de la lista de temas y fue, junto a “Palermo no es Hollywood”, uno de los puntos más altos de la noche. La lista se cerró a puro rock con “Lady Madrid”, lo que alimentó aún más aquella sensación de simbiosis entre Argentina y España, ratificada por el presente de un artista que está mucho más allá de esos cantantes que cruzan el océano de un lado a otro y que gozan del golpe de suerte provisto de alguna melodía simpática que cautiva a las masas. 

Allá por los noventa fueron Los Rodriguez, de la mano de Calamaro y Rot, los argentinos que supieron fusionar el calor flamenco y gitano a los sonidos del rock español. Veinte años después, es Leiva el mejor referente de aquel legado y el encargado de ponerlo a sonar fuerte en la tierra de sus maestros.