Otra luna encendida

Qué difícil es encasillar a esta banda en un solo género, pero a la vez qué bueno está no poder hacerlo. Brancaleone es rock, es folklore, es carnavalito, es un bombo legüero arriba del escenario, es un mar de fueguitos encendidos que transmiten alegría y dejan la cabeza contenta por muchos días. 

Desde el público ya se percibía todo eso. La gente estaba expectante por el primer Niceto de esta banda que la viene remando hace dieciséis años. "Y Branca, Branca, Branca: León, León, León", es el grito de guerra de la gente, que también pertenece a la película "La Armada Brancaleone" de Mario Monicelli.

"Bobo del Campo", "No voy a parar de buscar" y "Cumpa", son alguna de las canciones que se entonaron al inicio de un show que se perfilaba para ser inolvidable. Arriba, Alejo Urbani en bajo; Martín "El Pela" Dufou en voz y charango; José Giorgi en batería y percusión; Edgardo Bonanni en teclados y acordeón y Marcelo Henín en guitarras, se ensamblaron perfectamente; abajo, el público era un integrante más: los coros y los rituales específicos para determinados temas, los tuvieron como protagonistas. 

"Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué se yo, ¿viste?", así arranca el recitado de "Balada para un Loco", ese tango que compusieron Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, quiénes nunca se imaginaron que una banda de rock iba a hacer una versión como la que hizo Brancaleone, que no sólo fue parte de un comercial para el último Mundial, sino que hasta el propio Ferrer escuchó, dio el visto bueno y participó de la grabación. La versión es demoledora y la gente lo demostró con su pogo. 

Uno de los tantos invitados de la noche fue Nahuel Amarilla, de La Perra Que Los Parió, con quien hicieron "El Biorsi de tu patria". Unos temas después, el Pela le dedicó el show a Walter Castaño, un amigo de la banda que seguramente estuvo dando vueltas por el lugar. 

El Pela bailaba, cantaba, se calzaba el bombo o el charango, se bajaba del escenario y pidió un peine con un celofán para hacer la intro de "Vittoria" y el descontrol reinó. A estos rituales infaltables se le sumaron Marcelo Henín y Alejo Urbani, quienes para "Torito" quedaron en el medio del público en una especie de ronda en la que la gente bailaba y coreaba alrededor de los músicos. "Milonga" fue la última, aunque en las cabezas y en las retinas se revive una y otra vez lo vivido el sábado. 

Las lunas de Brancaleone sacan lo mejor de cada uno porque todo parece manifestarse en el medio de una especie de gran familia. La buena onda es la reina de los toques, así que si tuviste una mala semana o simplemente querés llenarte de buena vibra: ¡Branca, Branca, Branca! y santo remedio.