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Guillermo Beresñak

El oeste más sensible

Cronista: | Fotos: Gentileza prensa

11 de Junio, 2015

El oeste más sensible

El músico y productor Guillermo Beresñak se presentó el jueves en Niceto con su más reciente disco solista, Mucha madera, junto a Buhocracia y Temporada de tormentas, todos ellos nucleados bajo el sello Heterogénea que él mismo encabeza, y entre todos brindaron un pantallazo de lo que el rock/pop alternativo del oeste tiene para dar.

Fotos: Jorx Martinez

Primero subió al escenario Burocracia con su funk ecléctico, más sutil de la que el género normalmente exhibe en su vertiente porteña, y arreglado con una gran nostalgia por el rock nacional de los años '70. El resultado final fue una exquisita demostración de pericia musical, sensibilidad sonora y trabajo de banda.
Temporada de tormentas, fiel a su nombre, tuvo un sonido mucho más caótico, avasallante, plagado de chaparrones instrumentales y alguna que otra “canción” más apaciguada. Por momentos, las ganas de la banda superaron al sonido y el resultado no fue el mejor. 

El incansable Guillermo Beresñak, con la porra recientemente teñida de violeta, tomó los controles de Niceto Club y y paseó al público por 17 de sus canciones solistas, con toda la fuerza de los cinco músicos que lo acompañaron: Luciano Mazer y Hernán Bourguet en guitarras, Franco Italiano en batería, Checho Fla en bajo y Lucho Planta en Sintetizadores.

El agridulce mundo sonoro de Beresñak fue una ventana abierta a sus impresiones estéticas y pasionales. Con la música mostró sus influencias pop y su melancolía por el rock setentoso, que ya reverberaban en Buhocracia, banda a la que produce y acompaña. Con sus letras dejó oír historias de enamoramiento, atracciones fugaces, caprichos sentimentales y vulnerabilidades.

"Martes 14", segunda canción de Mucha Madera, fue excusa para que Checho Fla se abrazara a un contrabajo y se diera rienda suelta a lo mejor de la presentación. "Como un avión", "Tren de las nubes" y "Siento", todos ellos del último disco, fueron grandes ejemplos de por qué el presente, para Guillermo, es el mejor momento.

El final abrupto, casi inexplicable considerando el histrionismo de Beresñak, fue signo de respeto. El artista principal tocó prácticamente la misma cantidad de tiempo que sus invitados. Una rara perla en un mar que abunda de egos y escasea en ideas. Su música, engañosa quizás, tiene el sabor de aquello que se brinda con sinceridad y desde lo más íntimo. 

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