Siempre hay tiempo para un blues más

El 2015 trajo una gran noticia para la música argentina en general y el blues local en particular: Memphis La Blusera está de regreso con un nuevo disco bajo el brazo, titulado Siempre. Y el grupo puede anotarse otra noche de gloria para la inmensa cantidad que ha acumulado a lo largo de tantos años de carrera, ya que la noche del sábado en La Trastienda combinó talento musical, grandes canciones, emociones mezcladas, solos de antología, un público fervoroso, y la lista podría continuar.

Tras el fallecimiento de los inolvidables Adrián Otero y Emilio Villanueva, Memphis presenta una nueva formación que mezcla experiencia y juventud, cuya cara más reconocible es Daniel “Ruso” Beiserman”, bajista y miembro fundador del grupo. A su lado, el cantante Martín Luka, dueño de una voz atronadora cuyo rugido recuerda en más de una ocasión a Otero, toma el centro del escenario para un inicio de show en el que la banda toca “A veces dices que sí” y “Loco por tu amor”, las primeras canciones de Siempre. Con un sonido impecable, una excelente puesta de iluminación y un cálido recibimiento del público, la noche se perfila para el recuerdo.

Memphis respeta con rigurosidad el orden de los temas de su nuevo trabajo, que se encuentra a la altura de sus mejores discos. Beiserman se hace cargo de la voz en “Siempre” y “Un minuto más”, y Luka genera la conexión con el público en “Maldita realidad” y “Sr. Boticario”. De forma alternada, las exquisitas ejecuciones de solos se las reparten el talentoso guitarrista Jorge Fiasche con su Gibson Epiphone, el saxofonista Giuseppe Puopolo y el tecladista Gustavo Villegas, quien ya había grabado en el primer disco de Memphis, “Alma bajo la lluvia” (1982). Matías Pennisi en batería y una poderosa sección de vientos en la que destaca la trompeta de Miguel Ángel Tallarita realzan todavía más la potencia de una banda que demuestra un gran talento individual y grupal sobre el escenario, se trate de blues, boogie o rock and roll.

Con la hermosa balada “Luz oscuridad” se cierra la primera parte del show, para dar paso a una verdadera cátedra de blues a través de aquellos temas que hoy son parte de la historia grande de la música argentina. El viaje hacia el pasado se inicia con “Lo mismo boogie”, “Blues de Rosario” y “Nunca tuve tanto blues”, y la figura de Luka se agiganta todavía más, dejando la voz y el alma en cada verso. 

“Sopa de letras”, “Tonto rompecabezas” y “Montón de nada” demuestran la rica variedad de estilos en los que Memphis ha hurgado a lo largo de los años con interesantes resultados. Para el final del concierto, “La flor más bella” y “La Bifurcada” ponen a todo el público de pie a bailar y cantar, tal vez el mejor regalo que una banda puede recibir de parte de su público como agradecimiento a una trayectoria pero también a un retorno que promete muchas más noches como ésta.

Memphis La Blusera tuvo un glorioso relanzamiento en la noche de La Trastienda Club, y a la nueva formación, en la jerga futbolística, “en ningún momento le pesó semejante camiseta”. Pasado y presente musical se fundieron de un modo absolutamente natural y sin artificios, para felicidad de un público que combinó a los seguidores de las primeras épocas y a nuevas generaciones ávidas de rock y blues ejecutados con pasión y templados por la sabiduría que brinda el camino recorrido. Si en ningún momento de la noche se mencionó a Otero y Villanueva, fue porque no hizo falta: el espíritu de ambos estaba allí, sobrevolando el lugar, formando parte de una fiesta vibrante que quedará en el recuerdo de los músicos y de quienes estuvieron presentes.