Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Ruben Pozo

Un español bien argento

Cronista: Redaccion El Bondi | Fotos: Anabella Reggiani

03 de Mayo, 2014

Un español bien argento

Rubén Pozo se presentó el sábado 3 de abril en La Trastienda, en el marco de su gira por Argentina para mostrar su primer disco solista, Lo que más. Una hora y media a puro disfrute y rockanrol.
 

Mi Buenos Aires querido. Argentina no es un lugar desconocido para Rubén Pozo, o “Posso” como según le decimos los argentinos. Hace años que nos visita con Pereza, banda que tuvo con Leiva hasta el 2011, cuando decidieron seguir su camino musical cada uno por separado.


Con la excusa de venir al otro lado del mundo para presentar su primer disco solista Lo que más, desde principios de abril Rubén estuvo dando vueltas por Córdoba, Rosario y por varios barrios de Buenos Aires: comiendo carne, cantando en algunos parques, tocando en La Reina con Jóvenes Pordioseros, y hasta grabando con Zumbadores. Todo un rockero porteño más. La última cita, la más esperada, era en La Trastienda. Sábado en pleno feriado largo, rockanroll, amigos y reencuentro con un español enamorado de Argentina.


La sala estaba llena y pasadas las 21 Rubén Pozo entró junto a Siete Abriles, la banda que lo acompañó en esta gira. Aplausos, gritos y sonrisas le dieron la bienvenida y él, muy emocionado, sólo supo responder cantando “Nombre de Canción”, de su nuevo disco, y “Pelos de Punta” de Pereza.


Estar a miles de kilómetros de casa y encontrar tanta aceptación y complicidad con el público debe ser sorprendente. Rubén reflejaba todo eso, estaba desinhibido, no paraba de reir ni de bailar. Confesó que lo que más le gusta de los argentinos es que le cambian el acento a las palabras y que la “z” se convierte en “s”, entonces le dicen “Ruben Posso”.

Sonaron grandes clásicos de Pereza como “Madrid”, “Piratas” y “Margot”. También sonó “Rum Rum”, pero antes de tocarla era infaltable contar un poco sobre la historia de ese tema que nació hace varios años en Buenos Aires, tal como lo cuentan en el concierto de Barcelona e invitó a un amigo que para Pozo es “historia del rock argentino”: Pablo Guerra, ex integrante de Los Caballeros de La Quema. También aclaró que con Leiva, su compañero de Pereza, está todo bien, que no están enojados, pero que compartieron muchos años y los ciclos se acaban; lo que abre un hilo de esperanza a todos aquellos que esperan que en algún momento se vuelvan a juntar.

Para los bises se puso una remera de Argentina con el número 10 y su nombre en la espalda, para seguir con el ritual que hacen los artistas extranjeros, pero esta vez no era sólo para quedar bien con el público argentino como suelen hacer los demás. Acá había afecto, cariño. Él adoptó este país, y este país lo quiere porque lo vio crecer, lo vio caminar sus calles, saludar, y regalar música.


La gente no paraba de cantarle como una fiel hinchada a su cuadro de futbol, y él no escondía su felicidad: “esto en España no pasa, allá es todo más aburrido”. Cantó “Grupis” y en “Pegatina” se puso a bailar de esa forma extravagante, ridícula y divertida. El final con “Como cualquiera” fue exquisito, con toda la banda prendida fuego, y el público de pie, al lado del escenario cantando. La gente levantó al Rubén y él no podía más de emoción y adrenalina, no paraba de agradecer. Así llegó la despedida, el clímax y el hasta pronto.

Rubén Pozo conquistó una vez más Argentina. Esta vez vino solo, vino a visitar, a seguir conociendo y disfrutar como un turista cualquiera. Pero se fue con más admiradores y amigos de los que tenía, regalando su rocanrol y ese espíritu de nene inocente que no le tiene vergüenza a nada.

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