Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Peligrosos Gorriones

¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!

Cronista: Ariel Andreoli | Fotos: Alan Guex

03 de Mayo, 2014

¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!

Previo a la salida de su nuevo álbum, Peligrosos Gorriones grabó su primer DVD haciendo vibrar al Vorterix. Al compás de sus canciones y junto a sus fans alternativos made in 90‘s, colmaron y descontrolaron el lugar, dando un paseo retro por la adolescencia de varios.

Pensar en la vuelta de la banda comandada por (el bajo de) Francisco Bochatón, es remontarnos a casi un lustro atrás. Juntadas sorpresivas (o no) en recitales donde cada uno de los integrantes tocaba con su respectiva banda, y para cerrar, todo terminaba unido en un acto gorrión. La vuelta oficial fue un evento secreto organizado por el vermouth Cinzano en diciembre de 2009. Después pasaron muchos shows en distintas partes del país en forma esporádica, donde reafirmaron que una década separados no los había hecho olvidar todo lo que habían pasado juntos. Pero la fecha del 3 de mayo fue más pensada, y bastó con ver la ciudad empapelada con sus caras anunciando lo que sería una noche inolvidable para muchos. 

La humedad azotaba la ciudad, y una garúa mojaba las caras de los que se acercaban al viejo Teatro de Colegiales. Alguien comenta que de La Plata, ciudad originaria de la banda, llegaría una especie de convoy gorrión de autos. Tal es así, que mucha gente entró en malón poco antes del comienzo del show.

Adentro, todo era un fenómeno espectacular: amigos de muchos años que iban a compartir un recital como en sus viejas épocas; fans de los 90's que se reencontraban y revivían anécdotas; fans veinteañeros que nacieron casi en la misma época de la banda y necesitaban ver a los Gorriones en acción, y hasta padres lookeados como en sus años felices, llevando a sus pequeños hijos a disfrutar su banda adolescente. 

Los nervios y la impaciencia se reflejaban en las palmas de los fans que pedían la salida de la banda. Cuando se abrió el telón, de una manera furiosa "Manicomio Gris" sonó desde arriba del escenario, y se desataron el pogo, la locura y la diversión. 

La segunda canción fue "Trampa", comenzando con los inconfundibles sonidos del Cuervo Karakachoff en teclados. Le siguieron "Serpentina" y "Agua Acróbata" de Fuga (1995), "Tesoro" y "La Mordida", de su álbum homónimo de 1993 y "El sol de Jaf", de Antiflash (1997), dejando más que claro que iban a repasar toda su discografía en el correr de la velada.

Después de que "Me extingo" terminara de explotar en vivo, desde el público los gritos no se hicieron esperar, y alguien dijo lo que muchos pensaban: “¡Gracias por volver!”. El guitarrista Guillermo Coda sonrió de alegría y respondió: “Es un placer estar de vuelta”.

Las locas letras de Bochatón seguían sonando y por eso "Estos pies", "Honda, congoja y pesar", "Un ardiente beso" (que gracias a la fuerza de ese bajo inconfundible desató que decenas de cuerpos nadaran haciendo mosh) y "Viento Castelar" dijeron presente.

Richard Coleman se subió al escenario con su guitarra para hacer el doblete "Siempre Acampa" y el inoxidable hit "Escafandra", logrando que el descontrol reine otra vez en los fans. "Mañanitas", "Cachavacha" y "Proyector de Cine" fueron la antesala del momento nuevo, donde tocaron dos temas que van a estar incluidos en su próximo disco: "Esto" y "Florería".

Después de "Penumbra" y "Una Dosis", parecía terminar el primer tramo del show, pero Bochatón decidió que no. "Primero, quiero agradecerles a todos aquellos que forman parte de esto hoy. Y además, me quiero despedir con una canción que tiene un sentido bipolar", sin más que acotar, la banda hizo sonar "Continuo susto".

Un "Oh... Vamos los Gorrió" salía de las gargantas de los fanáticos que pedían un par de temas más. Volvieron con el himno "Por Tres Monedas", hicieron de vuelta "Manicomio Gris" y sorprendieron a todos con la ferocidad de "El mimo". "Gracias! Feliz!", fueron las únicas palabras que le salieron al Bocha, antes de detonar las mentes alternativas presentes con "El bicho reactor". Solo quedó tiempo para un abrazo y un saludo final de los cuatro, y una frase del baterista Rocky Velázquez que necesitaba saludar a su público: "Buena vida!".

Para Peligrosos Gorriones, el silencio post separación no fue traumático sino de aprendizaje. Sus dotes musicales sumadas a la experiencia vivida, le dan hoy a la banda una energía en vivo que contagia. Así que si alguien pensaba que pasados los 30 no se podía hacer pogo, ni cantar fuerte y menos aún nadar por encima de la gente haciendo mosh, que se sume a la bandada de los Gorriones, que están en pleno vuelo de un éxtasis eterno.


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