Cuatro Pesos de Propina
Vamos a bailar mi amor
05 de Abril, 2014
Cuatro Pesos de Propina actuó en Ciudad Cultural Konex y desató una verdadera fiesta. La banda uruguaya, luego de sus conciertos en México y Estados Unidos, presentó en Buenos Aires las canciones de su cuarto disco, Surcando, y desplegó su amplio abanico musical ante un público que respondió a la convocatoria.
Desafiando a la lluvia, y como si la consigna fuese “al mal tiempo, buena música”, el público que se acerca a Ciudad Cultural Konex se reúne en el patio cerrado del complejo a la espera de Cuatro Pesos de Propina, mientras los locales Parientes amenizan la velada con su potencia rockera. Pasadas las nueve de la noche, la música incidental anuncia la inminente aparición de los uruguayos, quienes con rapidez toman por asalto el escenario para ofrecer una hora y media de baile y emoción.
El grupo abre el concierto con “La planta”, para inmediatamente poner a todos a saltar con la intensidad ska de “Sacámela (basta)”, “Buena nueva” y “Pirata”. La sección de vientos asume el liderazgo en el comienzo del show y el resto de la banda se brinda por entero, desatando una verdadera fiesta en el lugar.
En “La fruta permitida”, perteneciente a su última producción, Surcando, las voces de los fans se unen a la de Diego Rossberg (voz principal) para compartir el estribillo “Tengo la luz y tengo la luna, tengo la inmensa fortuna de tu amor”. El patio del Konex vuelve a transformarse en un inmenso salón de baile con “Solari”, y la banda brinda una clase magistral de rock latino con aires de salsa.
¿Rock guitarrero? El grupo ofrece “Náufrago”. ¿Aires de vals? Ahí está “Mi revolución”, con una letra declaratoria que invita a bucear en lo más profundo del ser. El abanico de estilos en los que navega la banda parece no tener límites, ¡y hasta interpretan una polca! en la que el guitarrista Gastón Puentes toma el centro del escenario y se luce con gracia y desparpajo. La principal consigna de Cuatro Pesos de Propina parece ser la diversión en escena, y aunque resulte paradójico, se la toman realmente en serio.
El show que brindan los uruguayos resulta una interesante secuencia de momentos que van desde la intimidad de “Glu glu”, con Rossberg sentado literalmente junto al público luego de saltar las vallas que los separan, hasta el ritmo hipnótico y el estribillo tribunero y esperanzador de “Esa mezcla de placer y dolor” que pone nuevamente a bailar a todos en el lugar. Los músicos encuentran su momento de lucimiento personal tema tras tema, pero todos parecen empeñados en contribuir con lo mejor de sí a construir un sonido compacto en el que la banda como unidad se erige por encima de todo.
En el tramo final del concierto, la banda interpreta “No hay tiempo”, y el título resulta profético: en verdad se quedan sin tiempo para completar la lista de temas. Apenas alcanza para la energía ska de “Hoy sopa hoy” y la potencia rapera de “La balacera”. Todos quedan con ganas de más, y el final improvisado resulta una buena síntesis de la noche en el Konex: la sección de vientos inicia una marcha imparable hacia afuera del lugar, seguida por los fans que corren y rodean a los músicos para terminar juntos cantando sobre el asfalto. Cuatro Pesos y el público en plena calle: una combinación que ni el mal tiempo puede detener.
Cuatro Pesos de Propina ofreció un show que derrochó energía de comienzo a fin. La banda y sus fans se entregaron por completo a las vibraciones positivas de la música y celebraron el gran momento del grupo, quien en septiembre de este año actuará en el Estadio Luna Park como telonero de Bersuit Vergarabat. Un paso más en la carrera de una agrupación que, por el camino que han trazado otras bandas uruguayas, tiene destino de masividad en Argentina, con una propuesta por demás original y sin renunciar a su independencia artística.
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