Dread Mar I
El amor como estandarte e insignia
16 de Enero, 2014
Mariano Castro y su banda llevaron su música a San Telmo. Cargados con una batería de éxitos y temas de su última placa, Transparente, se vivió una noche en la que los sentimientos se hicieron presentes.
El reloj indicaba las 21:37 cuando Castro y compañía subían al escenario. La lista se inauguró con “No corras”. Luces amarillas, rojas y verdes iluminaban el escenario, y danzaban a la par de los músicos. Debajo, el público, caracterizado por su diversidad: adultos, jóvenes, niños, y en su minoría, rastas.
Transcurrían los minutos, y “Eso lo sé muy bien” de Transparente (2012) se encargaba de iniciar el agite, poco, pero agite al fin. Seguidas sonaban “No convencerán”, “Tu soldado”, “Principio y fin” y la hitera, “Mi amor”. A esta altura, el frontman ya había desenfundado sus dreadlocks. Imponente, cual león de la selva, imponía una presencia avasallante, arrojando sus dreads de norte a sur, de este a oeste, en un intento de hipnotizar a sus seguidores.
Lo asfixiante del ambiente parecía no importarle a los espectadores, quienes mediante cerveza o agua mitigaban el calor, y al canto de “dale, dale, dale Dread Mar I”, le exigían más y más al grupo. La respuesta fue clara y sencilla: al mejor estilo Ramones, los temas se fueron sucediendo uno tras otro. Palo y a la bolsa. Si existía algún breve lapso de silencio era aprovechado por Castro para presentar sus compañeros. Los éxitos “Tu sin mí”, “Sálvame”, “De lejos”, “Más allá de tus ojos” fueron altamente celebradas, asimismo canciones como “Árbol sin hojas”, “En la vida”, o “No te amo” también recibieron su buena cuota de aplausos. Para el final, y luego de un brevísimo corte, la banda interpretó “Nada”, single que será incluido en su próximo disco, “Buscar en Jah”, y culminó la noche con la explosiva “Promesas”.
Pese al calor, y al elevado precio de las entradas, la Trastienda se mostró colmada. La propuesta era una fija. Dread Mar I se caracteriza por tres cosas que garantizan que cada presentación sea un éxito: sus letras de tinte romántico, las que por momento dan lugar a una crítica de la sociedad actual, la voz de Mariano Castro, eximio cantante que utiliza sus dotes para inyectarle emotividad a su lírica y, para finalizar, los vientos, o para ser más preciso, el saxo de Martín Gariglio, quien se luce en más de una ocasión con solos que ponen a prueba el alma.
TxT: Lucas Pino
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