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Viejo Farol

Adiós y hasta pronto…

Cronista: Redaccion El Bondi | Fotos: Gentileza prensa

20 de Abril, 2013

Adiós y hasta pronto…

El grupo de la Paternal dio cierre a la presentación de su disco “Disfrutar sin entender” en un Buenos Ayres Club explotado.

El momento de despedirse de un ser querido o de algo que uno realmente atesora, es siempre un camino espinoso. Pero a veces se pueden tomar atajos, como hizo Viejo Farol, que a la hora de despedir su disco “Disfrutar sin entender”, convirtió algo cercano a la melancolía, en una verdadera fiesta.

Después del show de la banda uruguaya Gnomo que hizo de soporte; un payaso –en clara referencia al arte de tapa- realizó un divertido monólogo jugando con las letras de VF (al mejor estilo de las performance de Geniol con Sumo), dando paso al punta pie inicial, con el tema que le da nombre al disco y la optimista y batalladora, “El motor para adelante”.

Definir el sonido de Viejo Farol es una tarea difícil, ya que su catálogo abarca el rock, el blues, el ska, el reggae y la chacarera, pero aún así hay rasgos que los diferencian del resto: La voz naturalmente afónica y tan particular de Federico Larocca, que puede narrar tanto la vorágine de la ciudad en “Histeria Colectiva,” como entonar una oda a los códigos de la amistad en “Lejos de acá”. Los vientos  a cargo de Daniel González -Saxo alto y tenor – más José Pastor (Saxo) y Matías Driz (Trompeta) le dan al grupo ese punch de un boxeador de peso pesado, (para más referencias dirigirse al tema “Quiero vivir”). Y la base compacta creada por Marcelo Medvedocky en bajo, Rodrigo Canales en batería (ex – percusionista) y las violas de Yamil Allevato, configuran el estilo farolero.

En la mitad de su show VF decide bajar las revoluciones por minuto, para encarar un set acústico más minimalista. Yamil con guitarra española, Rodrigo en bombo legüero y el invitado Juan Rodríguez, que aporta  refinadas melodías de violín, en la folclórica “No sé si puedo”; para luego pasar al primer momento mágico de la noche. Federico pide silencio para la próxima canción y en el Buenos Ayres Club, no vuela ni una mosca. VF comienza una muy emotiva versión in crescendo de “Yo vengo a ofrecer mi corazón” de Fito Páez, que tiene su clímax con las proyecciones de la “Negra” Sosa, el “Flaco” Spinetta, Pappo y Charly García, a modo de homenaje.

La vuelta al lado más rockero se da con un medley instrumental (y tribunero) comandado por los caños que hilvanan “Universal” de Kapanga, “Amor Clasificado” de Rodrigo y “Siempre yo te sigo” de Los Calzones Rotos, y en el punto más alto de ebullición, le pegan “Cómo te digo”, contundente. “8760” y las valoración del tiempo en un año, “Cambios” con el cantante de Gnomo como segundo vocalista y “Equilibrio” con Jony Macon en saxo (sí, cuatro vientos juntos) y Martín Rodríguez en teclados – ambos ex  integrantes- hacen el cierre más emotivo todavía.

Pero todavía faltaba el segundo momento mágico de la velada, que se materializó con el escenario literalmente copado con la murga La violín en bolsa y Andrés, Mariano y "Fane" sumando tambores y maderas, para ejecutar “En la piel”,  tema- con el que los seguidores deliran- y que está dedicado a ese abuelo que ya no está en este mundo, pero siempre será recordado por la tinta infinita de “ese” tatuaje.

Viejo Farol le dijo “adiós” a la presentación de su disco, en un falso final, porque nada termina, sólo se transforma, viendo que ya tienen todo listo para entrar a grabar su sucesor, habiendo dejado atrás un gran show, basado en su lema: "Disfrutar sin entender…"
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