Faster, Pussycat! Kill! Kill!

Ya se habló mucho sobre esta generación tan nostálgica que resucita épocas pasadas y las reinventa con una velocidad seguramente nunca antes vista. Desde Katy Perry hasta The Killers reivindicando los ochentas con sus bases y reglas de la década, hasta los sesentas con los Libertines y Strokes recreando a los Kinks, o los Fleet Foxes haciendo lo mismo con los Crosby, Stills & Nash, pero con una frescura reconocible de esta epoca.

Por el lado de Kate Nash, no hay duda que creció enamorada de la escena Riot Grrrl norteamericana de los setentas. Bandas como Bush Tetras o Bikini Kill son casos más underground que Liz Phair y Hole en los noventas que siguieron con la batuta desde el costado más comercial, con Courtney Love en el reino de las girl-power y Cobain reconociendo el trabajo de las mujeres en una época en la que el hombre dominaba los escenarios.

Si lo cool, por llamarlo así, arruina el alma del rock y de todos ellos que tocaban genialidades para cien personas, es debate aparte que seguramente llegará a nada pese a que no importe si Julian Casablancas es un pelotudo que posa siempre porque al poner el primero de los Strokes nos olvidamos de todo y escuchamos once canciones bestiales.

Kate Nash es quizás el mejor ejemplo de esto: una chica dulce, idéntica a Amy Adams, que pareciera vivir en un reality show donde siempre tiene que estar bonita y siendo linda. Sus canciones son distintas pese al pop meloso que se esconde dentro de ese grandísimo homenaje a las Riot Grrrl en su repertorio en vivo. Sus dos discos no quieren ni intentan ser crudos simplemente porque no quiere sonar como ellas: Nash separa lo que más le interesa y lo llena de melodías.

De su repertorio, "Kiss That Grrrl", "Fri-End?", "Grrrl Gang" o "Sister", son casos obvios de ese sonido que presenta en sus dos discos, Made of Bricks (2007) y My Best Friend Is You (2010). La inglesa adelantó un poco del disco nuevo del que ya se conoció "Under-Estimate The Girl", una canción potente que se aleja de ese costado más melódico como "Oh My God", "Do-Wah-Doo" o la genial "Foundations", con ese estribillo demoledor.

Acompañada de Emma Hughes en el bajo, Linda Buratto en guitarras y Fern Ford en batería, Nash habla en inglés luego de un fallido español en el comienzo del show, se pone cómoda en el escenario y habla con el público que le grita cualquier cosa. Ella ríe y hasta se calza la bandera argentina, sabiendo que ese viejo truco nunca va a pasar de moda.

El Roxy comenzó repleto hasta que ella mostró que en vivo suena mucho más sucia que en sus discos, que puede gritar luego de endulzar con acento británico a los que llegaron a ver que onda, y probaron con un par de canciones para dejar a los que ya sabían con lo que se iban a encontrar: una banda de chicas que hacen pop lleno de ruido.