Ya no hay control

Los sintetizadores, y el piano ocupaban los primeros segundos de sonido, cuando Vetamadre entró con poderosos acordes y "Laberinto", "Incandescente" y "Mercurio" como carta de presentación. La pantalla de La Trastienda mostraba el logo del nuevo disco, que había salido hacía sólo unas horas, el mismo día del show.

Los aplausos se sentían en la sala, mientras Julio Breshnev, líder de la banda, usaba dos micrófonos con distorsiones diferentes para cambiar su voz. Después de "Éxtasis" tocaron una en inglés, "Anymore" y el show empezaba a tomar calor, cuando llegaron "Canción", "No me ves" y "Rara puerta", de las canciones más populares y de las más festejadas por el publico. 

La Trastienda mostraba su gran faceta, en cuanto a sonido y a iluminación, y Vetamadre lo aprovechaba, como en "Sueños". El show se volvió acústico y bajó su intensidad con la llegada de "B y N", donde los flashes se los llevó la guitarra acústica. 

El frío externo no existía, el clima era primaveral dentro del local y con la llegada de la primera y única invitada de la noche la temperatura subió bien alto: Panda Elliot, la encargada de los pro tools en la edición del disco, sumó una guitarra para hacer "Igual distinto".

El rock siguió su curso con "Saldrás" y "Radar". La banda mandó un saludo para Gustavo Cerati, antes de hacer "Toma la ruta", de Soda Stereo, y siguieron con otro cover, "Tempo perdido", del grupo brasileño Legiao Urbana. Vetamadre salió de escena y volvió para completar la presentación de su séptimo disco, y con "Letargo" y  "Ser humano" la banda se despidió y prometió volver
a tocar pronto. 

El rock alternativo volvió a ganar lugar en la escena local. Vetamadre  tiene más de 13 años de carrera, siete discos profesionales, ellos siguen rockeando y peleándole al sistema musical.