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Los Cafres

Me olvido de todo y empiezo a ser

Cronista: Gentileza: Pablo Rios | Fotos: Jose Fuño

30 de Marzo, 2012

Me olvido de todo y empiezo a ser

Los Cafres presentaron El Paso Gigante en el Luna Park en un show de más de tres horas y con viejas perlas que hace mucho años no sonaban en vivo y en directo.

El Luna, siempre de fiesta, se preparaba para escuchar un poco de reggae roots con algunos cambios internos. El escenario fue armado en la tribuna popular que da a la calle Corrientes, y las ubicaciones también mutaron para aprovechar todas las plateas y el campo largo, que aproximadamente cuenta con 60 metros. El piso iba de mayor a menor, en bajada hacia el escenario, y así estaba todo dispuesto para vivir la fiesta cafre. 
 
La banda entró en escena con un sutil instrumental, destacándose musicalmente como en toda la noche. En la Luna Cafre, los globos flotaban por el aire, y grandes enredaderas hacían torres que iban desapareciendo al pasar canciones como “Caprichos”, “Huella” y “El ángel”, que encontraban a Guille Bonetto por primera vez en la noche con guitarra y pie de micrófono. 
 
Las canciones de El Paso Gigante iban pasando y el público se entusiasmaba con los acordes, los ritmos, las letras, el amor y la denuncia. Las trompetas pusieron la alegría cuando llegó un clásico de la banda, “A pesar”, seguida de  “Duro remedio” y “El romano”. La banda agradeció la presencia del publico y para el delirio de todos los presentes, empezó a tocar algunos clásicos, como "Hasta cuando", "Mi corazón" y desde el disco Instinto, editado en 1995, sonó “Todo lo que quiero”, que según Guille hacía por lo menos 15 años que no tocaban en vivo. 

El campo era una fiesta, el humo subía con calma y paciente, el show brillaba, las plateas estaban vivas y acompañaban, mientras los músicos se entusiasmaban más aun con “Este jardín”, que fue enganchada con “Momento de intimidad”. Los temas que levantaban por su propio peso seguían pasando, como “Si te da lo mismo” y “Aire”, pegada y compartiendo ritmo con “Tus ojos”.  

Después de "Escritorio" llegó una reflexión de Bonetto: “hay gente que tenemos o tuvimos en argentina que es muy grossa, valorar la vida es un proceso que más vale llevarlo a cabo todos los días, iluminémonos con esa luz que nos contagia los versos como el Flaco Spinetta”, dijo antes de una exquisita versión de "Quedándote o yéndote”, de Luis Alberto que incluyeron en el Lover Cover. 

Bonetto dejó a la mejor banda que conoce tocando “Kian control ‘em” y se fue a refrescar. Al terminar el instrumental, la formación entera salió de escena y le dio lugar a una serie de improvisaciones y a un grupo de baile de break dance, quienes se quedaron en el escenario e hicieron sus piruetas cuando los once músicos, con cambio de vestuario incluido, volvieron para tocar “Shout!”. Ya sin bailarines, “Basta” fue enganchado con "Dreadlock" y se armó la fiesta, que siguió con “Pobre angelito” en medley con el clásico “Monkey Man” de The Specials, desatando el pogo en el campo. 


Los hits del último disco todavía no habían sonado y ese era un buen momento para “Un sí” y “Casi que me pierdo”, donde el público estalló otra vez, tanto como en “El paso gigante” y "Kaos". Los dieciséis temas de la última placa sonaron durante la velada, para que la presentación del disco sea total.
 

Pasada la medianoche, a Los Cafres no les quedaba tiempo para mucho más, pero eso poco les importaba, y "Barrilete", y "De mi mente", enganchada con la clásica “Sin semilla”, ponían al público a cantar y bailar. Con más de tres horas de show, todo parecía que terminaba con “Si el amor se cae”, pero faltaba“La receta” para ponerle ese verdadero broche final y lujoso al tercer Luna Cafre.
 
Así concluyó un show muy esperado, con mucha fiesta en la gente, poco olor a Jamaica y lleno de sorpresas, como siempre preparan Los Cafres en estas ocasiones. Felices 20 años, a soplar las velitas y que sea reggae.
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