Amon Amarth
Los guardianes de Asgard
26 de Marzo, 2012
La banda de death metal melódico llegó por segunda vez a la Argentina en el marco de la gira “Sutur Rising South American Tour”.
Ellos son guerreros, guerreros del metal. No empuñan espadas, pero sí filosas guitarras. Tu Dios, no es su Dios. Ellos veneran a Odín, Señor de la Guerra y la Muerte. Sus rasgos suecos (rubios, pelilargos, muy altos) y su temática vikinga a la hora de escribir, definen todo lo que hay que saber sobre Amon Amarth.
Pasadas las 22, la batalla comienza. Los cinco miembros de AA toman el escenario con su vocalista Johan Hegg a la cabeza, quien esta vez no trajo su cuerno lleno de cerveza. El guitarrista Johan Söderberg hace movimientos de precalentamiento para su cuello porque sabe lo que le espera: 19 temas a puro headbanging
“War of the Gods” embiste a todos los presentes como una estampida y ya no hay vuelta atrás: o te unís a la causa o morís por traidor. El grito de “Odín, Odín” y el casco romano que asomaba entre medio del pogo, demuestra que el público asume el compromiso impuesto por los suecos.
“Runes to my Memory” y “Destroyer of the Universe” desatan la furia vikinga, con riffs poderosos pero llenos de melodía y por ende supercoreables. Johan canta usando toda la gama de posibilidades de su garganta: pasa de la voz más gutural y cavernosa al grito típico de la “New Wave of Swedish Death Metal”, fundada en Gotemburgo, con bandas como In Flames o At the Gates.
Los metaleros presentes cantan el estribillo de “The pursuit of Vikings” y Johan los desafía a cantarlo más fuerte y aclara: “No importa si no saben la letra, porque esto es Death Metal, nadie la sabe…” pero los fanáticos lo refutan, gritando línea por línea: “Odín! Guía nuestros barcos, nuestras hachas, lanzas y espadas, guíanos a través de las tormentas que azotan, y en la brutal guerra”.
Siguen pasando los clásicos de AA: “Valhall awaits me”, buscando el honor de llegar al Valhall - esa fortaleza donde los guerreros van tras morir en combate - y “Under the Northern Star” (un tema, según Johan, más épico para que puedan “descansar”).
A pesar de sus casi 2 metros, de su cara escandinava, su barba de 35 centímetros y su instinto asesino a la hora de cantar, a Johan Hegg le sobra carisma. Durante todo el show, tiene a los presentes en The End bajo la palma de su mano, ya sea arengado o desplegando una bandera sueca, para unirla con la gran bandera argentina que decora el escenario, en señal de hermandad metalera.
Después de conquistar el país una vez más, suena, como no podía ser de otra forma, “Victorious March”. La banda vuelve para los bises en medio de truenos y relámpagos para hacer “Twilight of the God” y como epílogo, contar la historia de dos hermanos que protegen su ciudad en “Guardians of Asgaard”.
Amon Amarth regaló 19 temas con su potente pero melodioso death metal, hizo vibrar a su público, y lo más importante, aseguraron que “volverán pronto”.
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