Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Kapanga

D1000ses de la fiesta

Cronista: Gentileza: Pablo Rios | Fotos: Gentileza: Leandro Baglietto

19 de Noviembre, 2011

D1000ses de la fiesta

Kapanga volvió a Obras a festejar sus 16 años, nada más ni nada menos con el número redondo de mil shows, mil fiestas, mil rituales kapangueros, cuatro de los cuales fueron en este templo.

La lluvia se apoderaba de las calles de todo Buenos Aires desde la tardecita del sábado, el cielo mojaba a quien se encuentre abajo, y cómo no iba a llorar el cielo si se iba físicamente Doña Tota, la madre de Diego Maradona. Igualmente, según los kapangueros, cada vez que toca su banda, llueve.

Obras estaba lleno, el reloj marcaba las 21.00 y la gente se hacía escuchar cantando los temas que sonarían durante las dos horas y media posteriores. Kapanga entró a todo trapo y los primeros acordes de “Contramano” desataron una lluvia de papelitos y globos, de todas formas y colores, en los que el campo parecía una tribuna de fútbol en una noche de clásico. Sin dar respiro, la banda tocó “Ramón”, como siempre pegada “Caballero rojo”. El Mono Fabio, sin perder tiempo, leyó las banderas de todos los lugares que los acompañaron.

“Bienvenidos al templo del rock, luchador sordomudo, es más fuerte que el acero”, con ese indicio el cantante anticipó “La momia blanca”. El calor en Obras era agobiador y el pogo se apoderaba del ambiente porque “Fumar”  traía una intro que merecía unos altos saltos.

“Gracias a todos los que vinieron a estos primeros mil shows de Kapanga, y volver acá después de casi  cinco años donde nos sentimos muy cómodos, muy a gusto, es uno de los mejores lugares para tocar en Buenos Aires así que disfrutémoslo y no se olviden de la solidaridad de los kapangueros, si ven alguno en el suelo levántenlo, y si tiene algún problema no duden en avisarnos y vamos a ver como lo solucionamos” , decía la banda segundos antes de arrancar con  “Miro de atrás”. Desde arriba del escenario volvían a jugar con la gente, ahora con una actuación de Maikel simulando un problema con su guitarra, hasta que apareció la mano de Jimi Hendrix; cosas como esas sólo en los shows de Kapanga pueden pasar.

Desde el ritmo cordobés, el cuarteto llegó a Obras: “Perdoname”, “Mesa 4”, “El acordeón” y en un medley enganchado en homenaje a Carlitos La Mona Jiménez, la banda repasó “Bon que bon”, “Amor secreto”, “Agujita de oro” y “Mujeres”, todas canciones que los quilmeños tocaron desde el show 0 hasta llegar al 1000, este 19 de noviembre de 2011.

La banda alertaba sobre los siempre presentes pungas, que aprovechan las fiestas para robar y no dejar disfrutar, o pasar un mal momento al público que pagó su entrada y quiere disfrutar “Toda la vida”. “¿Quieren rock?, ¡Tomá!”, salía de la voz del carismático Fabio, para que el jolgorio empiece en el campo, con “Rock”. Al finalizar cada canción, los músicos hablan entre ellos, juegan, disfrutan del momento, mencionan a Miguel y a Cogote, famosos por el video que hizo estragos en la web, pero nunca se olvidan del “Bisabuelo”.

“Que bajen la estufa”, pedía Maikel antes de “Karrito de rulemanes”; siguieron bien arriba con “La taberna”, enganchados con “Locos“, en base reggae y “Bailarín asesino” para volver a terminar con “La taberna”.

El bajista Memo hacía su debut en el escenario de Obras Sanitarias, y como no podía ser de otra manera, antes de cantar “Buscar” dijo “hace 1882 días que falta Julio López, así que a buscar”. Luego tomó una guitarra con cuerdas de bajo, y junto a Maikel en electroacústica y voz tocaron “Ruta” seguida de “Deambule”, canciones acústicas para bajar un poco la temperatura en el campo. Además de este parate físico, momento de escuchar y acompañar con las palmas, las puertas de emergencia se abrieron y soplaba un viento frío y relajante.
 
Nuevamente con la banda a pleno sobre el escenario, “Crece” le dio al show esa emotividad familiera que tienen los kapangueros, más allá del cuarteto y del rock. “Hippies” decía el mono, mientras los acordes del reggae “Para mí” hacían bailar a los presentes con los ritmos de Jamaica. El único invitado de la noche fue Dani Jiménez en electroacústica para hacer “Desearía”. Después de “Elvis, enganchada con “Mate a mi madre”, tocaron “Te extraño” y para cerrar este medley, “Desesperado”.

Después el Mono apareció con dos cosas en las manos que parecían bengalas y que tenían un olor apestoso, claro era el acting de “Sahumerio”. “Todoterreno” y “Un lugar” ponían un mínimo de paños fríos, y el Mono que no paró de moverse en todo el show, de cantar, de bailar, de saltar, de saludar incondicionales ubicados en lugares estratégicos, le preguntaba al publico “¿sabés que me pasa con los kapangueros? ¡¡Me matan!!” y “Me Mata”, enganchada con “El Universal”, le empezaba a poner el broche a la noche de los mil vivos.

 “Cuando era chiquitito quería tocar en una banda y acá estoy siendo un hombre teniendo mi banda…para todos los que construyen cada día mi bonito país” presentó el Mono “El albañil”. Y después le dedicó el show a la persona que le presentó “El mono relojero” a la discográfica con la que firmarían el primer contrato y empezarían a escribir esta historia. Con todo el staff sobre el escenario, el público coreaba “soy Kapanga, es un sentimiento”, la banda agradecía y Obras empezaba a quedarse vacío, como otras tantas noches de rock.

“Nunca más iré a un cabaret, el hipódromo ya fue, y he dejado las drogas”. Esta frase de “Perdoname” parece ser la fuerza de Kapanga; además, claro, del profesionalismo, el apoyo incondicional de su gente, el volver a sus raíces cuarteteras, el amor por el barrio, y el dejar todo en el escenario que hace que la banda pueda festejar 1000 mil shows y su cuarto Obras, que no es poco. Y como dice el Mono al terminar cada show, “sean felices, que tengan buena vida y que mi amigo el Gauchito Gil los acompañe”.

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