Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Once Tiros

Jugándola de local

Cronista: Gentileza: Francisco Andres Anselmi | Fotos: Gentileza prensa

19 de Noviembre, 2011

Jugándola de local

A 500 km de su hogar, los uruguayos se presentaron ante un Niceto Club lleno en el que dieron a conocer en sociedad su última placa, Imán, y repasaron los clásicos de sus tres discos restantes.

Es la noche del sábado 19 de noviembre, afuera no cesa de llover y adentro los cánticos de cancha no tardan en calentar el aire de Niceto. Alrededor de 600 personas saltan extasiadas ante la inminente salida al escenario de los uruguayos Once Tiros que están en Argentina para presentar Imán, su cuarta y aún fresca novedad discográfica. Ya pasó el mal trago de los teloneros punks Green Gay, y empieza a sonar el riff de “Tu postura”, el inicio de una larga lista de dos horas.

Puede parecer fácil ser uruguayo y jugarla de local de este lado del Río de la Plata cuando siete años antes bandas como La Vela Puerca o No Te Va Gustar iluminaron el sendero musical a sus compatriotas para que sean recibidos por la puerta ancha del rock argentino. Sin embargo, los Once Tiros saben esto de remarla: ya para comienzos de 2002 editaban su primer disco Parvadomus en el país y tocaban para menos de cincuenta personas en Salón Pueyrredón. Considerable evolución.

La puesta en escena es sobria y está ornamentada con dos fondos blancos con un rayo encima, en clara complicidad con el asunto a presentar. Con una lista basada en la nueva placa, la radiofriendly “Nos dijimos todo” no puede faltar, al igual que clásicos de discos anteriores como “Bisturí!” –Momento Extraño, 2008- y “Drogado” –Glamour & Violencia, 2004-.

“Por un tema de tiempo tuvimos que acortar la lista”, anunció Pablo Silvera, la voz cantante, un Zack de la Rocha aún más sudamericano, que baila, grita, rapea cuando es necesario; una opción ecléctica para cualquier banda. A su costado izquierdo se posa el guitarrista Santiago Bolognini quien en cada minuto disponible dibuja con su Stratocaster blanca solos metálicos acordes a canciones slowtempo como “Un amor diferente” o más violentas como “Kamikaze”. Entre ellos y el resto de la banda hay, se puede percibir, un profundo amor de hermanos: la química que sobrevuela este escenario no corre en todos lados, y eso se imprime por los parlantes. “Sólo desde el barrio” va marcando la pauta del final para dejarle espacio a “Lo más valioso”, la resistida pero obligada coda final.

Afuera, la lluvia se extinguió y el público se dirige contento a sus hogares: los Once Tiros dieron fin a un show de dos horas en el que repasaron lo mejor de su discografía.

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