La Renga
“La Renga somos todos”
15 de Octubre, 2011
La banda de Mataderos se reencontró con su público en un emotivo show en Jesús María.
El sol picaba la piel. Desde Buenos Aires El Bondi había llegado junto a Monse Rock a Jesús María para ver la vuelta de La Renga a los escenarios, tras suspender la gira que tenían pensado emprender este año por la muerte de Miguel “Keko” Ramírez en el show del autódromo de La Plata. A medida que los minutos pasaban, los alrededores ardían y a pocas cuadras, bandas amigas de los de Mataderos amenizaban con rock la espera.
Era una de esas tardes soñadas de campo, no soplaba el viento que todo lo empuja, de a poco las banderas se iban colgando en las tribunas, y el murmullo crecía dentro del Anfiteatro José Hernández. A las 21:30 el lugar ya estaba lleno y un video en una enorme pantalla al costado del escenario fue el encargado de ponerle principio de rock a la noche renguera. La banda se acomodó y con la guitarra al palo arrancó con “Canibalismo galáctico”, tema que encendió la llama que levantaría aún más “A tu lado”.
A continuación llegó el momento que los medios fuimos a buscar. El Tanque se bajó de la batería, y se ubicó a la par de sus compañeros, quienes en la voz del Chizzo se dirigieron a la gente. “Este es un espacio que hemos construido juntos durante más de 20 años. Son, cada uno de ustedes, una célula, un engranaje que construye este sitio único, casi imposible de conseguir en estos tiempos, sin más sponsor que el corazón y el espíritu. Lo que le ocurrió a “Keko” fue un lamentable ejemplo que no tiene que ocurrir nunca más en este difícil momento en que el show debe continuar. Miguel, “Keko”, venía con la vanguardia de San Miguel, de alguna u otra manera sabemos que él está presente acá, atraído por la música que tanto le gustaba, atraído por sus amigos, que están acá presentes, por su mujer, también presente. Todos los temas que van a sonar esta noche están dedicados a su memoria, para Miguel”. En la pantalla fotos de Miguel y de su familia se divisaban mientra se escuchaba “El twist del pibe”, la encargada de levantar ese sentimiento rengo después de las palabras del cantante.
La banda no daba respiro al público y lo ponía a cantar con “Almohada de piedra”. Desde el último disco llegaba el que le pone el titulo, “Algún rayo”, mientras que del consagratorio Despedazado por mil partes traían “A la carga mi rock and roll” con la potencia que caracteriza la banda, además con la primera gran participación de Manu en el saxofón. Las zapatillas volaban y la gruesa voz decía: “Che, ojo con las zapatillas… ¿qué dijimos hace rato? No toco con la zapatilla yo”. La gente estaba al palo y el campo era un delirio en Jesús María mientras sonaba “El terco”.
A esa altura, el público estaba bañando en sudor cuando “La furia de la bestia rock” se apoderaba de los oídos, para hacer saltar a los rengos. “Estamos haciendo temas nuevos y temas viejos, bastantes sorpresas viejas van a haber hoy”, y estas palabras del Chizzo tomaron sentido en “Desnudo para siempre”.
Las pantallas volvían a mostrar engranajes girando, la banderas se agitaban, las estrellas brillaban en el cielo y en el anfiteatro sonaba “Inventa un mañana”. Tras algunos segundos de silencio, la guitarra de a poco le daba forma a “En los brazos del sol”, y la ovación al terminar cada tema se hacía sentir en suelo cordobés. No hicieron falta los carteles de “No a la bengala”, como en el ultimo show del Indio Solari, ya que no se sintió un atisbo de pólvora en los alrededores; parece que la conciencia se hizo esperar, pero finalmente llegó.
La banda seguía la fiesta con “Destino cuidad futura”, y las palabras del cantante volvieron a agradecer, esta vez a los colegas que le hicieron el aguante, y al todo el público. El coreo de acordes era ensordecedor, la canción fue “Tripa y corazón”. como es frecuente en la gira del disco Algún rayo tenemos un invitado de lujo, uno de los pioneros del rock nacional, Nacho Smilari, ex Vox Dei, para hacer de segunda guitarra en ”Poder”, el corte difusión del disco.
En la lista pasaban “La montaña roja”, “Al que he sangrado” y la festejadísima “Cuando vendrán”. “Que bien la estamos pasando”… ¡ojo con este!” advertía el Chizzo antes de “El juicio del ganso”, una canción exclamadísima por el público, que ya desde la tarde en los alrededores se comentaba que iba a sonar. El Tanque motivaba desde la batería el canto de “Soy La Renga, es un sentimiento, no puedo parar”, mientras la banda reacomodaba los instrumentos para el regreso de Smilari, esta vez para interpretar “Dioses de terciopelo”.
La armónica sonaba por primera vez y lo hacía de lujo, entre la letra de “Bien alto”. Quedaba una hora de show y algunos de los temas más clásicos, como “El viento que todo lo empuja”, y la canción que explotó las gargantas: nada más lindo que cantar “Veneno” en tierras cordobesas, a pesar que las sierras de la provincia se encuentran a un par de kilómetros del predio elegido para volver.
“Dale culiao” era el grito de los cordobeses, mientras la banda agradecía la presencia de todos y nombraba a provincias especificas. “De eso habla esta canción”, explicó Chizzo antes de la rutera “Motoralmaisangre”. “Panic show” no podía faltar, como tampoco “Lo frágil de la locura” y “La razón que te demora”. La banda salió un rato del escenario y la gente aprovechó para salir a refrescarse y tomar algo de aire.
A la vuelta, Córdoba vibró con los acordes de “Oscuro diamante”. A la noche no le quedaba mucho, los bises nos regalarían “El final es en donde partí”. “Bueno hasta acá hemos llegado, gracias a todos ustedes por el apoyo para este primer show después de aquello que pasó en La Plata. Lo hicimos acá por que es el centro del país, para Miguel fue este concierto, él va a estar acá con nosotros. Nos vamos como siempre, ‘Hablando de libertad’”. Luego del clásico cierre, la banda regaló púas y listas y ya era hora de buscar el micro y emprender la vuelta, pero antes se escuchó la voz del Tete: “La Renga somos todos”.
La Renga volvió tras el accidente en que Miguel Ramírez, Keko, perdió su vida por una bengala. El mensaje es el mismo: conciencia y rock. Cabe destacar que por momentos son tres músicos, y suenan como si fueran diez. La banda brinda un espectáculo musical, es una aplanadora, tanto por la fuerza, como por las letras, la trayectoria, las masas que mueven y por las más de 150 banderas colgadas en las tribunas.
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