Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Tony Levin

Tony y sus secuaces

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Anabella Reggiani

12 de Marzo, 2011

Tony y sus secuaces

El legendario bajista se presentó junto a su trío “Stick Men” en el ND Ateneo entregando un show de altísima calidad, en el marco de la gira del disco “Soup” y de su nuevo EP “Absalom”.

Algunas personas nacen con una misión en la vida. En el caso de Tony Levin, el destino se encargó de cumplir esa tarea: convertirse en el superhéroe de un instrumento. Algo que seguramente el pequeño Levin, ni siquiera imaginaba a sus 10 años, cuando empezó a estudiar música. El tiempo forjó la leyenda del bajista en base a los llamados de Pink Floyd, John Lennon, David Bowie, King Crimson, Peter Gabriel y Liquid Tension entre muchos más, para aportar su música. Como si fuera poco, él es principal responsable de popularizar el Chapman Stick, el instrumento de 12 cuerdas creado por Emmett Chapman: Una mezcla perfecta entre guitarra y bajo, el cual se ejecuta con la técnica del “tapping” y que fue la excusa ideal para la segunda visita del grupo.

A las 21:15 el trío formado también por Markus Reuter en touch guitar y Pat Mastelotto -miembro de King Crimson- en batería, abrieron el show con un tema de la banda de Robert Fripp, “Indiscipline”. Levin se encargó de la letra en castellano, mirando de reojo su machete (rodeado de infinitos pedales). En “Snudge” Mastelotto desató un groove infernal, que sumado a la línea súper progresiva del Stick, armaban un combo devastador. “Speedbump” desafiaba las métricas convencionales de la música mientras Mastelotto empezaba a hacerse dueño de la noche detrás de su batería. No sólo por la lección de redobles, cortes y bases que dio, sino porque es el sostén de la banda, disparando sonidos de su percusión electrónica y creando climas que retumbaron en todo el Ateneo.

Reuter utiliza su touch guitar de 8 cuerdas, creada por él mismo, para regalarnos melodías orientales en “Slowglide”, mientras Levin seguía innovando y utilizaba el stick con un arco, como si fuera un chelo, en una experiencia sonora que parecía transportar a los espectadores.

Levin se comprometía en el micrófono y recordaba su paso por Argentina con King Crimson: “Prometo mejorar mi español y hacer todo el show en castellano la próxima vez”, “Nos encanta el sabor de Buenos Aires” para después presentar “Vroom Vroom” de King Crimson y que la gente estalle.

El riff pesadísimo de “Hands” una suite compuesta por tres partes que presentaron en su show en 2010, le daba a pie a Levin para lanzar en su stick una lluvia de arpegios al mejor estilo Paganini, demostrando porque es un músico de elite. Le siguieron “Big Dog” e “Industry”, con Mastelotto que seguía sacando sonidos de su galera mágica, para llegar al tercer tema de King Crimson de la velada: “Red”.

La banda volvió para los bises con “Soup” y el característico corito del trío en la intro, para que después, Levin agarre el micrófono una vez más: “Tuve la suerte de poder tocar en el disco solista de Robert Fripp, ésta es una canción que creo que nunca se tocó en vivo”. Reuter tomó el control con su guitarra líder aportando el sonido bien 70’ de la composición de “Breathless”. Sonó “Relentless” y después del saludo final, el grito de la gente convenció al grupo de hacer un tema más (que no estaba en el set list oficial) y para agradecimiento de todos llegó “Elefant talk”, el hit de King Crimson que dejó a todo el Ateneo aplaudiendo de pie, en la noche donde Mastelotto se robó el show.

Tony Levin trajo por segunda vez a su trío Stick Men a la Argentina regalando un espectáculo de alto vuelo, esperando que cumpla su promesa de regresar, mientras se devela cuál es el futuro de King Crimson. 
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