Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Hot Fest

Mil novecientos noventa

Cronista: Gentileza: Sebastián Barrera | Fotos: Beto Landoni

21 de Noviembre, 2010

Mil novecientos noventa

Llegó el día en que Pavement tocó en Buenos Aires y 400 personas tuvieron la suerte de estar en una noche para el recuerdo donde recordaron por qué los noventas fueron los mejores diez años de la música.

Stephen Malkmus aparece en escena, se calza la guitarra y mientras espera puntea la marcha fúnebre. Rara coincidencia o guiño especial para los que ya saben que esa noche fue el final de la gira y del reencuento de una de las bandas más importantes de la escena independiente norteamericana.

Según Internet, que dice tantas cosas, uno de los Pavement dijo que se reunían por la plata, importe o no, los trajo a Sudamérica y por primera vez a Buenos Aires para tocar dos fechas en La Trastienda luego de reprogramar todo y sacarlos del Luna Park como estaba agendado en un comienzo. Al ver que no lo llenaban ni por asomo, lo pasaron al local de San Telmo, y zas, Pavement en vivo.

Tampoco lo llenaron, ni cerca de llenarlo. Será por culpa de los precios (300 pesos la más económica), quizás por la saturación de shows, el Hot Fest estaba ahí pegado, quién sabe, quizás así tenía que ser. Teníamos que ser 400 personas, para que todo tenga ese sabor místico del “yo estuve ahí”. El tiempo lo dirá, en cinco, diez años, de 400 pasarán a ser 1500, y al final todos fueron, como Sumo, que ahora lo vieron todos. Oh, casualidad.

En una época en la que ya había pasado el punk para demostrar que las reglas en la música no existen, que si querés agarrás una guitarra, una pandereta y hacés una banda. Total, si hay alguien que le gusta, listo, misión cumplida. Pavement arrancó a comienzos de los noventas básicamente con esa premisa, Malkmus no canta bien, es sabido, pero es un genio a la hora de crear melodías, en jugar con el pop y agregarle distorsión, de sumarle todas esas bandas de hardcore que tanto le gusta, o Pixies, o los Stooges, o todo lo que escuchó alguna vez.

A diferencia de los Pistols, que realmente no sabían tocar nada y estaban orgullosos de eso, Pavement siempre supo lo que hacía, y pese a las limitaciones de producción se debieron conformar con ese llamado lo-fi para crear su primer gran disco. Hoy el lo-fi es un genero en sí mientras antes era cosa de chicos sin un peso que no les quedaba otra que enchufar un micrófono y tocar todo ahí, como Daniel Johnston, precursor de esa linda locura de generar música sin meterte en un estudio de grabación.

Según contaron algunos en la puerta, la noche anterior tocaron una hora y cuarto, pero eeeeeh, 300 pesos, esto y lo otro, ¿cuántos temas van a tocar? No, pero está bien eh, son como 23 y salís contento decían los cancheros que se gastaron 600.

Lo que pasó fue que Pavement tocó en vivo en Buenos Aires. Esa es la noticia. Como también tocó Pixies en el Luna Park, que nadie la podía creer, o Yo la Tengo en La Trastienda. Pasó mucho en este 2010 y demasiado rápido, ya nadie podía digerir que vio a Black Francis y ya se tenía que desayunar que iba a ver a Malkmus en vivo, y con poca gente, para poder escuchar Here, Grounded, Silence Kit, Gold Soundz o Unfair. Básicamente cualquier cosa de su discografía iba a venir bien, que si bien la idea era presentar Quarantine The Past, un disco de grandes éxitos que de éxitos no tiene nada porque no la pegaron ni por casualidad (he ahí todo el espíritu indie), se animaron a lados B y joyitas bien guardadas que ya todos conocían de requete memoria.

En el público se sentía una emoción pocas veces vista, como de adrenalina, de ver algo que nunca creyeron que podían ver. Cierta conducta adolescente, de esas que sentían de chicos, cuando descubrían música en casettes o discos. Muchachos de 25 para arriba que quizás no sabían si tenían bronca por no verlos cuando eran unos púberes desquiciados o agradecer que por lo menos vinieron para sacarse un tema de encima y esperar a Sonic Youth, o lo que sea que tenga que venir.

El dato curioso fue que todo esto fue parte del Hot Fest, en el que abrieron los Smashing Pumpkins y cerraron los de Pavement. Dos bandas que se odiaron durante los diez años de los noventas y que hasta el día de hoy se siguen tirando un par de palos. "No entiendo lo que dicen y realmente no me importa una mierda”, cantaba Malkmus en "Ranger Life", que también la tocaron el lunes, criticando a Corgan de escribir incoherencias en sus letras. Hace poco el pelado de los Pumpkins dijo que Malkmus era el responsable de “matar el sueño alternativo”. Cosas de muchachos, puteríos ajenos a la música.

El lunes fue feriado y todo empezó tarde. Antes tocaba una chica que cantaba en francés y en español. Debería googlear pero no tiene nada que ver con Pavement. El show empezó a eso de las 12, y en San Telmo, viaje largo de vuelta para empezar el martes tratando de entender lo que pasó, que fue increíble, que tocaron muchos temas pese a la hora y cuarto de show, que el sonido siempre es bueno en ese lugar, que qué bueno que hayan ido pocas personas.

Si hubieran venido en los noventas tocarían en Cemento, o peor, Salón Pueyrredón. ¿Peor? No se por qué peor, porque el rock tiene esa necesidad de sonar sucio, a cerveza fea y meo por todos lados. Pavement desafina pero sabe cuándo desafinar y por qué. La Trastienda es el Cemento del 2010, en vez de Chabán estaba Telerman, saludando a periodistas y gente que sólo él sabe quiénes son.

Por suerte vinieron todos los de Pavement, hasta Bob Nastanovich, una especie de comodín entre los integrantes, tocando una segunda batería, ayudando con la pandereta y gritando cual harcore al borde del escenario. El resto, en su papel, Malkmus en voz y guitarra en la guitarra, Steve West en batería, Mark Ibold al bajo y Spiral Stairs en primera guitarra. Todos pendeviejos de peladas visibles pero tocando como si tuvieran veintidós.

En fin, una noche para el recuerdo. Tocó Pavement en Buenos Aires, deberíamos titular la nota así, pero pusimos cualquier otra cosa. La lista de temas bien, la gente bien, hicieron un poco de mosh y pogo los primeros treinta segundos de cada tema. Todo bien, todo muy lindo, dos menos veinte de la mañana afuera y volver a casa, esperando que Taringa suba el show para tenerlo en el mp3 y revivir una noche histórica, con acento en la o, que tocó Pavement en Buenos Aires y eso no pasa todos los días.

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