Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Cientificos del Palo

¡¡¡Perón o muerte!!!

Cronista: Gentileza prensa | Fotos: Beto Landoni

20 de Noviembre, 2010

¡¡¡Perón o muerte!!!

El viernes 19 por la noche, Científicos del Palo se presentó en el boliche marplatense GAP ante 700 personas, con un motivo muy especial: la salida al mercado de su última creación, Gorilophrenia. Un disco conceptual en el que el Gorila es el personaje principal. No el primo del mandril, el animalito indefenso del zoológico, sino el enemigo del pueblo, la persona contraria al peronismo, la persona con ideas reaccionarias o autoritarias o el matón, represor [según su aguda óptica de la realidad]

Casi las 23. Luces apagadas. Evita pronunció un eufórico discurso, y todo GAP festejó. Al terminar, comenzó a sonar una cumbia, mientras que, por detrás de la batería, un gorila le seguía el ritmo en una pantalla gigante. Así, José Pablo Federico San Martín Braile, alias “Pepo”, guitarra y voz; Carlos Andere, de apodo “Popete”, ocupante del bajo, y el hombre sin mote, Nicolás Terrén, encargado de la batería, dieron comienzo de la mano de la CumbiaFunk “Somos el enemigo”  a la que fue la presentación de Gorilophrenia, el nuevo disco de Científicos del Palo, ante 700 personas, en el boliche de su ciudad natal, Mar del Plata.

Pero todo había comenzado un rato antes con las bandas locales Nessun Dorma, Mentes Verdes y Fin de la era, que se encargaron de amenizar la larga espera mientras sonaban algunos covers de The Police, Sumo, y unos cuantos temas propios. Para la hora prevista del show, aproximadamente 22:30, los asistentes empezaron a correr de un lado para el otro. Cables por acá, cables por allá, probar guitarras, probar bajos, ajustar amplificadores, todos requerimientos básicos para un buen show. Se comenzó a preparar la escenografía. Además del set de luces, osado pero correcto para un show de estas características, se colgaron algunos personajes de cartón en distintos sectores del escenario. Del lado izquierdo, un hombre de traje con cabeza de televisión y del lado derecho un gorila elegante, dos de los personajes que integran el arte de la última placa, acompañados de dos aviones y de dos vacas que caminaban el escenario.

“Vamo’ a hacer escuelas con hueso de oligarcas/Vamo’ a tapizar con su piel esas aulas/Pa’ que los changuitos aprendan de chicos/Que a este país lo han hundido los ricos”, entonó San Martín en la (¿oh casualidad?) crítica “El cura, el militar y el dueño de las vacas”, una de las viejas conocidas que forman parte del nuevo disco. Con “Tarde” hicieron delirar un poco a las masas para después hacer una de las canciones que hace tiempo pedía a gritos formar parte de un disco, “Llame Jah” un reggae que combina la onda de Bob Marley, con la furia y guitarras de James Marshall Hendrix, en la que se destacó el gran show escénico aparte que ponderó durante toda la noche, los movimientos de Popete Andere.

Entre puteadas amorosas y cantos hacia la banda, sin el infaltable “Hijo de puta, hijo de puta, hijo de puta” para cada uno que se cruce sobre el escenario, sonó “Yo soy”, una de las joyitas del nuevo disco, una canción al parecer autorreferencial al más puro estilo de “Vos no vas a venir a decirme quien soy”, de su segundo disco, por parte del cantante y guitarrista, Pepo San Martín.

Luego de unos problemas eléctricos, más precisamente con una zapatilla, la banda hizo “Pa’ quien va a ser sino”, dedicada al hijo de Pepo, Federico San Martín, y “Camino”, como para no olvidar los temas viejos. Cuando llegó el “momento bala”, subieron al escenario los únicos invitados de la noche, tres violinistas, para hacer la tierna “Código Morsa” y luego una versión acústica de “Cierra el almacén”.

La banda es un trío y son de Argentina. Esos son, para la mayoría, motivos suficientes para comparar cualquier emprendimiento musical con Divididos. Ok, también Mollo y Arnedo estuvieron en los tres discos de la banda, de alguna forma u otra. Ok, estamos de acuerdo, la comparación es inevitable. Divididos fue, es y será la “aplanadora del rock”, la banda con el mejor bajista de la Argentina, la también acreedora del hijo que Hendrix tuvo con alguna señora en la Patagonia y la que siempre, según su historia, tuvo un gran hombre tras los platos. Pero si se me permite, y sin intención de ser tildado como un pecador o de recibir un grito a lo:”¡¿Cómo osas decir eso?!”, creo que estamos frente al Hendrix de la Costa Atlántica y a una banda que con este disco logró conseguir su independencia, musicalmente hablando, de su gran progenitor.

Con una base rítmica impecable, la dulpa Andere-Terrén, la banda hizo una ventana al pasado, al mejor estilo Deportes en el recuerdo para recordar algunos temas que tenían olvidados de su primer disco, Ante todo, buenas tardes (2004). “Signori” marcó el inicio, seguida de “Tarde pa’l bondi”, el reggae “No son”, la canción dedicada al veterano jugador de Boca, “Juan Román”, y para finalizar “Todo es así”.

A pesar de que fue la presentación del disco, lo extraño es que no sonaron muchas canciones que no se hayan escuchado en recitales anteriores. Por esta misma razón, cuando llegó el turno de “¿Es posible un mundo peor?”, el boliche se quedó enmudecido para volver a explotar cuando sonaron “Until the victory, chango!” y “Dos”.

Ya en la recta final del show, “The war is over”, dedicada al padre de Pepo, le puso nostalgia a los cantos, y en especial a las expresiones de San Martín, quien parecía especialmente emocionado. 

La canción sigue siendo la misma, decía la peli de Led Zeppelin, y esta noche no fue la excepción. “Los gomías” parecía darle el final clásico que viene teniendo la banda desde la salida en 2007 de Indigencia y distancia, pero volvieron, en una especie de Bis, para darle el toque final con “Voy al mazo”.

En este oscuro panorama que transita el mainstream nacional, en el cual las discográficas y su negocio son quienes deciden qué es lo que se va a escuchar, hay bandas que la pelean desde abajo y dignamente, sin necesidad de transformarse en productos de una corporación que los use a su piacere. Científicos del Palo es una de ellas.  A pasos cortos, pero viviendo el día a día sin la necesidad de ser marionetas de nadie.

TXT: Francisco Anselmi

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