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Entre armónicos y machaques el metal se entiende

Cronista: Gentileza prensa | Fotos: Gentileza: Leandro Ciaffone

13 de Noviembre, 2010

Entre armónicos y machaques el metal se entiende

Todos los sábados de noviembre a las 21 hs, el Teatro de Flores se convierte en el Centro Cultural Carajo. Ahí no hay cuadros de Van Gogh, ni tampoco se exponen aeronaves de todas las épocas. En él, por un módico e irreal para estos días precio de 45 pesos, la banda te invita a la presentación de su última creación, El Mar de las Almas, un disco complejo en el que dejan claro cuáles fueron sus principales influencias, y por qué Kurt Cobain, junto con el grunge, no fueron lo único grandioso de los 90’s.

Muchos pueden decir lo que quieran. Que Nirvana era lo mejor de los 90’s, que Pearl Jam no tenían canciones. Lo cierto es que fue una época donde había una oferta musical inigualable. Tanto de un lado del charco como del otro había movimientos que revolucionarían toda una década. En el hemisferio superior Oeste, Metallica se ablandaba con el Black Album y los Red Hot Chili Peppers sacaban su disco más exitoso, Blood Sugar Sex Magic. Si cruzábamos el Océano Atlántico, Oasis y Blur fundaban el Brit Pop, mientras que MTV era un poco menos asquerosa e intentaba promocionar bandas y hacer su negocio un poco más dignamente, poniendo programas que hablaran de música, y no como hoy en día, en el que Beavis and Butthead fueron reemplazados por los problemas de una adolescente embarazada. Hay una banda que en la Argentina del 2010 trata de revivir ese espíritu musical de los noventas, y esa es Carajo, que presentó nuevo disco, una de las joyitas del año.

Veinte minutos antes de lo pactado, la banda formada por Marcelo Corvalan, Andrés Vilanova y Hernán Langer, pisaron las tablas para presentar un show claramente dividido en dos segmentos: el primero, en el que durante una hora y cuarto tocaron los once temas que componen la última placa, y en el segundo, se encargaron de tocar los clásicos de sus tres discos anteriores.

Después de que se abrió el telón, Corvata, Andy y Teri se encontraban sumisos esperando a que se apague el silencio de la niña y el violín, para luego darle comienzo al show de la mano del furioso riff de “Ácido”, seguido de “Luna herida” y “Una nueva batalla”. Dos demostraciones de lo que hubiera sido un supergrupo si el guitarrista Dimebag Barrel y el tío de todos, Phil Collins, hubiera puesto sus pegadizos estribillos en esas canciones.

Antes de hacer la instrumental Limbo, Corvata dio el saludo de las buenas noches y la bienvenida al teatro entero. “Ahora vamos a hacer una canción sobre algo de lo que le falta a esta tierra…”, precedió el bajista y cantante, antes de hacer “Humildad”, sin duda una de las canciones menos a lo Carajo que tuvo el disco. “El mar de las almas” se encargó de cerrar el primer segmento, para darle lugar al momento de los recuerdos.

Una mención aparte merece la gran propuesta escénica que utilizó el grupo para presentar el show. Detrás de ellos un gran cartel con el nuevo logo de la banda y un juego de luces impecables, liderado por una V gigante que fue cambiando de acuerdo a los requerimientos y los matices que pedía cada canción.

“Sacate la mierda”, “Hacerse cargo” y “La guerra y la paz” dieron lugar a la nostalgia y la furia de los primeros discos de la banda, en los que el sentimiento de combatividad era aún más marcado.

Cuando llegó el momento de “Ironía”, de su disco homónimo de 2002, los fans sabían que quería decir eso: antecedía a uno de los clásicos en los shows de la banda, el medley que hacen hace más de cinco años, un potpourri de Pantera, en el que la banda reproduce los riffs de “Cowboys From Hell”, “Five minutes Alone”, “Primal Concrete Sledge” y el más festejado por el público, “Walk”.

Ya en la recta final del show, se produjo una gran antinomia. La furiosa “El error” anticipó lo que sería el emotivo y tranquilo final de la velada, que la banda eligió cerrar con la emotiva y con aire a punchi, “Triste”.

En un teatro que tomaron prestado por todo noviembre, Carajo presentó su muy buen disco El mar de las almas y recorrió parte de su material, en un show que dejó bien plantadas las banderas musicales de los 90.

TXT: Francisco Anselmi

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