Chicos precoces

¿A qué banda no le gustaría tener tan solo cuatro años de vida y dos discos en su haber (uno grabado en los estudios Abbey Road de Londres), montones de video clips, tocar en todo tipo de mega festivales, telonear a grandes bandas extranjeras, girar por México y Estados Unidos, y aparecer en innumerables ocasiones en los grandes medios? A la gran mayoría seguramente, pero todos sabemos que esto es casi imposible de lograr en Argentina, más aún en tiempos donde el sistema rockero actual no parece querer darle oportunidad a nuevas agrupaciones. Pero el “casi” de la oración anterior no es insignificante, porque hay un grupo que sí tiene todo eso que se dijo al comienzo, y se llama Banda de Turistas.

Ahora bien, este fenómeno que parece ser un relato fantasioso con protagonistas que apenas superan los veinte años de edad, obviamente es posible gracias al apoyo incondicional de una productora (de las más importantes) que invierte y apuesta, imponiendo las canciones y el nombre de la banda en cuestión. Pero la realidad parece volver en el momento del show en vivo, allí donde la conexión entre artista y público se hace directa, sin intermediarios, y este público no responde a todos los pergaminos precoces del grupo ya que no logra completar la mitad de la capacidad de La Trastienda, lugar elegido para un nuevo show de la banda el pasado sábado. Otras doscientas y pico de personas (la cantidad que había en el lugar) o más, tal vez estén viendo en otro recinto de la ciudad a un buen grupo completamente under que sólo grabó un disco de forma casera, nunca pudo sonar en ninguna radio y probablemente no haya viajado más lejos del segundo anillo del conurbano bonaerense para tocar. Paradojas del rock nacional.

Pero vayamos a la música que es lo que en definitiva importa, y lo que más nos gusta: nueve y cuarto de la noche comenzó la velada a puro beat pop, con el tema “La hora del segundo”, y luego la canción se pone bien al frente (y así será toda la noche) con “Nadie sabe bien”. Guitarras bien modernosas se entrometen en el sonido vintage de la banda en “La máquina favorita”, al tiempo que “Lecciones”, pieza del último disco titulado El Retorno (2009), destapa el mejor costado compositivo materializado en la voz de Tomás Putruele, uno de los guitarristas.

Canciones con guitarras protagonistas y melodías bien sumergidas en el pop se suceden en el nudo del show, con ciertos toques electrónicos y pequeños destellos que salen de a ratos del teclado de Patricio Troncoso o de la viola de Luis Balcarce, más algunas pequeñas ráfagas de psicodelia que asoman en un par de temas pero que no impiden que por momentos el sonido del grupo se vuelva monótono.

Los constantes gritos de las mujeres que se nuclean al lado del escenario se hacen bien fuertes cuando comienzan los primeros acordes de “Todo mío el otoño” y varios cantan el tema de principio a fin. Con amplia mayoría femenina vestida lista para ir luego al vip de algún boliche nocturno exclusivo, el público escucha, saca fotos y de a ratos corea algunos temas, especialmente los que tienen video clip rotando en la tele.

Tomás (o el Tucán) amenaza con que es el fin, pero hay tiempo para tres canciones más que no podían faltar: “MCR (Mágico corazón radiofónico)”, Lo comandás” y “Un verdadero cajón de madera”, las cuales sirven para redondear un correcto show de poco más de una hora de duración.

Banda de Turistas volvió a presentarse en La Trastienda con su oferta de beat pop bien cancionero que los llevó a saltearse varias etapas y a ser los niños mimados del sistema rockero actual. El objetivo será entonces intentar que esto no se vuelva contraproducente para lograr que la propuesta perdure en el tiempo.