“Olé olé olá .... es lo más grande del heavy nacional”

La cita esta vez fue en San Martín, allí en la ex bailanta, ahora Rescate Rock, una hora antes del show la ansiedad se hizo notar al grito (bien macho) de “Olé olé olá Iorio es lo más grande del heavy nacional” mientras, se iban colgando los trapos con inscripciones en celeste y blanco o el mapa de las islas Malvinas. A las claras, sus seguidores reflejan que Almafuerte es uno de los exponentes vivientes del metal argento, una línea ideológica que viene siendo plasmada por Iorio desde su paso por Hermética y V8.

Pasadas las 21, el hombre del vozarrón arremetió de lleno y enfundado de negro con “El visitante” , y el clásico pogo violento que apenas dejaba ver a una audaz fémina a caballito entre tanto hombre, se desató con toda la furia metalera. El boliche estaba lo suficientemente lleno como para mantener entretenidos a los de “control” que se pasaron la noche bajando a los que intentaban treparse al escenario, que esta vez carecía de vallado.

Sin dudas se nota, Almafuerte es antes que nada Iorio. Su figura sobresale inevitablemente más por encarnar un rock pesado, sucio y desprolijo que por su particular verborragia de adolescente agitador que en contraste con su edad por momentos parece un sarcasmo casi paternal.

Sus comentarios no se hicieron esperar mientras pasaban “Patria la hombro”, “Ruta 76”, “Convide rutero” y “Sé vos” , entre otros. Aunque esta vez se lo notó algo medido en el ya tradicional “tragaleche” , su actitud más bien rozaba el agradecimiento: “No pensábamos que iba a ver tanta gente, esto demuestra que existe el amor entre los hombres sin ser putos” . O un “ustedes llenan el alma de este conjunto de mogólicos” .

Tampoco faltó la mención a Pappo cuando le dedicó el tema “Desde el más allá” , sin dudas además de lo que significa la figura del Carpo, fue una de las fuentes junto a La Pesada del Rock and Roll y Black Sabbath de las que Almafuerte abrevó sus historias de policía brava, calles de tierra y andenes de tren.

Así en su vozarrón como en su espíritu, Iorio despide esa mezcla de gaucho pampeano y vendedor ambulante, pues conecta tanto en su letras como en el despliegue de sus presentaciones un sentir peligrosamente nacionalista con la reivindicación de los marginados y la clase trabajadora.